martes, 28 de mayo de 2013

Cosas del idioma periodístico

Llevo tiempo mirando el icono del blog en mi escritorio y hoy me he sentido especialmente desasosegado. Es como una novia que hubieras abandonado y te mirara todos los días con una pregunta en cada ojo. ¡Soy un vago! Mi amiga Catalina Seco me colocó a san Gandulfo como patrono y no sin razón. Reconozco que soy un vago. Pero me gusta ver o mirar aunque empiezo a estar harto de las dos cosas. 
Mi amigo Llanes que se estaba quedando ciego decía (y con cuánta razón). -¡Pa lo que hay que ver!...
¡Válgame san Gandulfo, mi santo patrono! Cada vez que abro un informativo en la tele, me tengo que agarrar al asiento para no darme de morros con el suelo y rematarme allí a patadas.
Ya sé que este asunto no es de un blog que se las pinta con cierta seriedad de mono sabio o de guindilla, pero no me queda más remedio que traerlo aquí, por si algún periodista de esos que no leen nada para hablar de todo, los periodistas ágrafos de los que está lleno el medio, quiere echarle un vistazo. 
Estos tíos al dar una noticia o hablar de la comida —este es un tema que aburre en todas la emisoras; nos están volviendo tragones o ya lo éramos, con tanta gollería y tanta tontería— como quieren aprovechar hasta el último segundo que les concede la inmisericorde cuota de tiempo de pantalla, o eliminan las pausas o las colocan allí donde comienzan a ahogarse o donde no se necesita el énfasis y lo ponen por razones de bobería suma:
Buenastardeslamuertede Hugo Chavez halevantadouna  oladeinquietud… ¡Anda ya y vuelve a la Escuela de Periodismo, desgraciado! El único instrumento necesario para ti es la palabra ¿y no sabes usarla ni cuidarla? Y si no tienes palabras claras no tienes ideas claras y te vale cualquier cosa para rellenar la confusión de una noticia.
Siguen esos periodistas modas, los pobres, se imitan, se plagian, agarran el micrófono con una mano y abren la otra empujando para abajo como para asegurar la rotundidad. María Rosa Calaf se mueve por un escenario para que la cámara sea más viva en la presentación de la vida que ocurre detrás, pues ya está copiada. No hay periodista que nos de la tarde, que no nos dé la tarde moviéndose como ella.
¿Y los saltitos emocionados o la ampulosidad de las reverencias ante el mapa del tiempo? ¡Pero si sólo es el Tiempo, meteorología sencilla llena de incertidumbre!  ¡Por san Mariano Medina guía y protector de astrónomos! Estoy seguro de que el locutorazo, que lo confiaba todo a la seriedad y su bigotito de la época, se revuelve en sus cenizas con ganas de levantarse y liarse a mamporros.
¿ Y los que salen la calle, micrófono en mano, para preguntar al hombre de la rúa un ¿qué le parece a usted? ¿cómo querría usted? Y luego lo dan casi como estadística… "Ya ven ustedes cómo piensan los españoles". Y los españoles en lugar de pensar suelen ponerse a bostezar con una sensatez abrumadora. Hace ya... cuando lo del cónclave, uno de estos chicos del micro andaba preguntando a la gente de la calle, “cómo prefería que fuera el nuevo papa, joven o viejo”. Una señora gordita y alegre le contestó una hermosa memez y el periodista lo sacó en el telediario: -Yo querría que eligieran un papa joven, porque no me gusta andar cambiando de papa cada poco. ¡Toma ya, la tía blasfema que no sabe que los elige el Espíritu Santo!!!!
Y aquella otra que ya he contado de la época de Zapatero: -¿Qué le parece poder viajar ahora por el extranjero, con la tercera edad? Y ni corta ni perezosa soltó lo de: -¿Yo, viajar? Por España, por España; porque ya fui una vez al extranjero y no me gustó.
Moderación amigos. Las palabras tienen que ser respiradas y es en el aliento donde alcanzan su sentido. Buscad las pausas donde lo requieren, marcad los espacios entre ellas para separarlas o acercarlas según convenga, colocad un descanso cuando la frase esté terminada y paséis a otro asunto. ¿Y los tonos y los acentos? ¡Ponedlos en su sitio, hombre, o a cientos te llamarán tontos. ¡En cada respiración asoma la fractura de la muerte! Por eso cuidad la voz y, si es necesario, haced gargarismos o méteos piedras en la boca, para "bien decir" que se parece mucho a bendecir con la palabra a los que os escuchan. 
 Y por favor: eliminad las frases bobas como lo de "la asignatura pendiente", o lo de "saltaron todas las alarmas" o lo de "no se descarta ninguna hipótesis", etc.
¡Por san Gandulfo, amigo que me lees! Si conoces a alguno de estos periodistas díselo con tacto aunque puedes empezar con: -Venaquíamiguetequetevoyadeciruna cosa... Y si os escucha, andaos con tiento: es un periodista salido de la Logse.