sábado, 27 de octubre de 2012


Hay ocasiones en que uno no puede dejar de experimentar un dolor sin límites, al ver una persona completamente sola en el mundo. Eso dice Kierkegaard en su Diapsálmata cuando ve una joven en el oficio divino acercarse sola a la confirmación. Por mi parte, esa experiencia la he sentido viendo a una pobre mujer pobre, moviéndose torpemente en el reino de Midas. La artritis y la obesidad añadieron otros matices a la soledad en la que caminaba por el sendero dorado de la existencia. Tan sola, que nadie a su lado le aconseja sobre el peligro de la mala alimentación y nadie puede percibir, sino en una levísima cojera, los estragos de la artrosis. En este pensamiento estaba embebido, cuando un campesino del lugar me dijo, casi al oído: -hace poco que s'ha muerto su marido.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Secuencia de la belleza y la muerte






No sé cual será su nombre científico, sé que volaba como los sueños, que era de oro y púrpura y que llegó fascinado a la flor de ibisco que estaba fotografiando. La blancura, las bellas palmeras en un rojo que vira al magenta, allí donde los pétalos se unen, el néctar dulce y transparente, como una golosina al alcance de su trompa, le hizo olvidar la cámara y me permitió fotografiarlo a placer, hundido él en el placer de la succión. Mas tarde volví a la flor y, al contemplar la tragedia ocurrida en mi ausencia, se me encogió el corazón y pensé: no abandones las cosas bellas porque la muerte acecha. Pero luego recordé cómo Platón enseñaba la filosofía como preparación de la muerte. Ο Πλατών ορίζει την φιλοσοφία ως μελέτη Θάνατου. Enseguida me serené. Por otra parte, parece ser que los quelíceros de la araña, instilan un veneno que anestesia y duerme. Sí, sí. Pero el insecto dorado y rojo era tan bello que sentí viva la catástrofe de la belleza. 

martes, 16 de octubre de 2012

Cataluña, visto lo visto


Visto lo visto, el Gobierno necesita y está obligado a trazarse con urgencia una política catalana, que no podría ser la de abandonarlo todo. El gobierno anterior ha incurrido en el gravísimo error de desentenderse de los asuntos de Cataluña limitándose, como mucho, a lamentar algunos abusos de la Generalidad. Lo hacía así, en parte por la inclinación natural hacia la línea de menor esfuerzo, por evitarse nuevos quebraderos de cabeza, teniendo ya tantos, por rehuir un conflicto grave, refugiándose en lo de “allá los catalanes”. Por muchas y muy enormes y escandalosas que hayan sido las pruebas de insolidaridad y despego, de hostilidad y chantajismo que la política catalana ha dado frene al Gobierno, no son razón para inhibirse, sino para lo contrario. Con Autonomía y todo, siempre hay materia de gobierno allí que incumbe al poder del Gobierno como es por ejemplo lo económico lo social y la educación. El Gobierno debe restablecer en Cataluña su autoridad, en todo lo que le compete, manteniéndose estrictamente dentro de la ley, para que nadie se queje con nosotros de extralimitaciones ni invasiones y, dentro de la ley, adelantar con firmeza sin perder día ni hora.  En Cataluña el Gobierno debe respetar la Constitución, el Estatuto, las leyes generales del estado que según la Constitución y el Estatuto son aplicables en Cataluña; las leyes dictadas por el parlamento catalán en uso de su potestad; los decretos de traspasos de servicios y las disposiciones y decretos de la Generalidad en cuanto no violen ni contradigan las disposiciones legales enumeradas, que es lo vigente en Cataluña. Manteniéndose dentro de este cuadro, la actividad del Gobierno en Cataluña sería irreprochable e inatacable y muy bien recibida por la opinión pública catalana, que está harta de abusos, de locuras y de traiciones, y no se manifiesta porque la aterrorizan. Todo el sistema (en el que se basa la Autonomía) ha sido destruido. No puede admitirse que la autonomía se convierta en un despotismo personal, ejercido por su presidente y por grupos irresponsables que se sirven de él. Al derrumbarse el sistema, el Estado no debe acudir a enterrarlo sino a resucitarlo. Ninguno de los funcionarios que durante estos años ha tenido nominalmente a su cargo funciones que según la ley corresponden al estado, puede seguir en su puesto, porque no tienen autoridad, ni espíritu, ni muchas veces ganas de servir fielmente al Gobierno.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Conversación

                                                                                                         foto de Isidoro Martínez Nortes


Sólo en alas del lenguaje venimos al mundo y en brazos de la madre sabemos cuánto nuestro existir es existir como promesa. ¡Qué atención ponen los padres a la primera palabra, esa en que aparece por primera vez el espíritu: mamá! Es la primera palabra que habla de salvación. No venimos negándonos al mundo con la desdicha del sordo. Mamá, papá son palabras-reconocimiento: encierran todo el mundo del niño, que por una parte se desliga de la madre, a quien ya ve como un tú, y por otra le dice: estoy aquí, dispuesto a la palabra que me une a ti, a la palabra que me hace yo separándome de ti, y a la palabra espejo en la que coincidimos al conversar sobre lo otro, el mundo. De modo que en ese momento acepta los dos lenguajes: el socializado de los padres que lo heredan a su vez de la sociedad y el personalísimo poético que usando las mismas palabras, tratará durante toda la vida de expresar un yo atrapado en los hilos de araña de la “libertad”. Es el lenguaje poético, que no siempre es el lenguaje de los poetas, porque poetas hay pocos. Así entiendo yo lo que decía Hölderlin y comenta con tanta agudeza Heidegger. Un texto muy conocido:
Mucho ha experimentado el hombre,
a muchos de los celestes ha nombrado
desde que somos una conversación
y podemos oírnos los unos a los otros.

Así lo entiendo porque somos una conversación, es decir, escuchamos. Una conversación tiene como fundamento el escuchar. Oír, como se traduce a Hölderlin, es un primer paso, escuchar es un paso más, un escrutar el fondo de la conversación, el alma: allí donde resuenan los nombres de los celestes. No conozco el alemán, pero estoy seguro de que el sentido de oír es ese plus que recibe el nombre de escuchar.

(La foto ligeramente modificada para que se acerque a la pintura, pertenece al amigo Isidoro y se titula: Luna sobre el Sueve. ¿La elegí porque me recuerda su conversación? ¿O porque se asomó a la ventana de su casita de Asturias para escucharnos?)