jueves, 21 de abril de 2011

Desprecio y adulación

¿No estamos ante dos palabras sinónimas? En boca del poder, ya lo creo. Trace un vector y ponga en cada extremo una de las dos palabras y mirando al poder descubrirá que las usa indistintamente a conveniencia. A veces, el micrófono abierto, la prensa, poder ella misma, lo detecta pero lo ofrece como noticia curiosa o humoristica, no más que por adular al otro poder que paga en publicidad o favores. Sarko, José Luis, Rajoy, Rubalcaba, Bono, todos han sido víctimas del micrófono cabrón que no se cerró. Salir del cinismo normal de las declaraciones sustanciosas o insustanciales, es una especie de desahogo necesario para la salud mental, pero el micrófono no da tregua y la verdadera cara del desvergonzado aparece en esos momentos.

El poder político, consciente de que su fuerza brota del apoyo de la masa convenientemente masa-jeada por la propaganda, la adula miserablemente y se enaltece a sí mismo asegurando estar al servicio del pueblo soberano: -Nunca haré políticas antisociales. Que la hagan ellos. Jamás tocaré las pensiones… ¿Recuerda? (Suelen cerrar estas declaraciones altisonantes con preguntas retóricas para deficientes mentales como “¿Y sabéis por qué?” con respuestas de idiota para idiotas como –“Porque nosotros no somos como ellos”. Después viene el aplauso cerrado de idiotas para el listo. Antes la masa cerraba filas con un ¡Franco, Franco! Ahora con un ¡Bravo, bravo!) ¡Cómo vibra el pueblo cuando se le sabe manejar! ¡Qué baño de multitudes! Dígame: -¡No le resulta insultante?

Si usted acude a un mitin… -supongamos que usted cae en esa ingenuidad- ¿Qué es lo que allí busca? ¿Despertar su propio sentido crítico? ¿Enterarse de la marcha “real” de los asuntos públicos? ¿Saber en qué tipo de golferías se va el dinero que le arrancan manu militari en los impuestos? No. Usted va a cerciorarse de que su ídolo sabe dónde va y a dónde le lleva. Usted va a tranquilizarse de las dudas que la contra-propaganda le ha generado. Usted quiere que el líder confirme su creencia imbécil de que el mundo es estable y usted está protegido. Usted tiene secuestrada su voluntad, o con favores o con unas cuantas promesas, y tiene anulada su libertad de sospecha. Es usted masa que aplaude cuando le adulan y nada quiere saber del desprecio que por usted tiene el poder que le adula porque usted mismo lo ha votado. Además el contacto físico con los que, si estuvieran en el partido de enfrente, usted llamaría borregos, el contacto físico con sus correligionarios, le dará la certeza de que tanta gente no puede estar equivocada.

¿Dije correligionarios? No se enfade conmigo. Llamo correligionarios a los que sienten lo mismo que usted. Quiero decir que, como en el adoctrinamiento religioso, el adoctrinamiento político actúa sobre sus sentimientos de simpatía y antipatía. Usted tiene una fe socialista o pollopepera. ¡Tranquilo! Usted recibirá su dosis de consuelo en forma de sermón, en Rodiezmo, en Valencia o en cualquier lugar al que se le convoque. Eso sí. Un sermón interactivo que parece menos sermón porque usted puede gritar -¡Bravo!- o aplaudir hasta que el líder adulado, extienda su brazo solicitando venia para continuar con el sermón. Y usted siente así, que ejerce poder sobre el líder y que este se pondrá a trabajar en la dirección prevista. Ahora le digo: -Es usted un ingenuo. Eso se lo digo ahora, pero mañana, cuando esté más cabreado le diré: -Es usted tontolculo.

Usted se ríe de esa fe del carbonero que lleva a tanta gente a arrodillarse y suplicar consuelo divino frente al dolor, la muerte o  la crisis. Y dice: –¡Hay que ver cuánta gente necesita opio para sobrevivir! Estoy seguro de que esto, o lo ha dicho o lo ha pensado. Pero si echa una mirada a los correligionarios de su partido y si además le queda a usted algún sentido autocrítico, verá que esos creyentes hacen lo mismo que usted hace, cuando se tranquiliza o se entontece ante la televisión y, sobre todo, cuando alguno de los corifeos de su partido sale para darle un mensaje de paz, con una patada en el culo al corifeo de enfrente. (Repase los casos de corrupción y verá como se apedrean con cagajones los sacerdotes de cada partido).

Es usted tonto de natura. Se lo digo con desprecio, porque también el desprecio es una forma de amor. Se lo digo como quien, despreciando, espera que usted se pare a pensar en la posibilidad de agarrar un palo y correr a todos esos farsantes del poder, con sus carotas de satisfacción y felicidad, con sus ideítas bien trabadas y sus sueldazos y blindajes, su nepotismo y enchufismo, sus prebendas, sus mordidas y su gesto privado de desprecio para todos los votantes que, como usted, siguen apapanatados su discursete adulador. Cuando alguien los descubre, cuando alguien les levanta la faldamenta, es de ver cómo razonan, cómo aseguran que se falsificó su mensaje, cómo aseguran que todos somos humanos o cómo azorran esperando que pase el temporal. Cuando un Wikiliks cualquiera les descubre la baraja… Para qué seguir ¿verdá usté? ¡Secretos de estado!... Riesgo para vidas y haciendas… Traición… Ley de privacidad… No le molesto más, pero créame que si le desprecio es porque le tengo cariño, invitándole a despertar y no como lo hacen ellos con conocidos fines de entontecimiento general. Porque han cambiado secretamente el conocido principio democrático “un hombre, un voto” por “un idiota, un voto seguro”.

domingo, 10 de abril de 2011

Divagaciones atmosféricas.

De los políticos, no tardaremos en recibir promesas de aire limpio. Hasta ahora se nos recomendaba ir a la montaña para respirar como se debe, pero pronto el aire estará igual de irrespirable en todos los puntos de la tierra y respirar será un lujo como ya es lujo el agua limpia y potable. ¿Qué no? Que exagero ¿verdad? ¿Recuerdas, lector, cuando bañarse en un río no significaba morirse de una pulmonía, como ahora en el Porma o atrapar el tifus o el cólera morbo? ¿Te atreverías a dar un trago de agua en el Bernesga o en cualquiera de los tres ríos de mierda que se unen en esta ciudad para bajar el pestilente Duero? ¿Has visto cómo baja el Duero?
No me parece mal que mires a otra parte, querido lector. Verdaderamente da un poco de vértigo mirar la cara de aquella hermosa idea con la que nos encandilaron tanto tiempo: “Progreso”. La política es así. En Murcia se hacen urbanizaciones sin agua potable (-Tranquilos, ya se buscará, no hay gobierno que perdure ni mal que cien años dure! ¿Qué gobierno resistirá que lo tachen de reaccionario?) El progreso se impone, el progreso decide, ser progresista es timbre de... progreso. ¿Qué más se puede decir sino que el Papa y Dios mismo son progresistas? Porque no me dirás que Dios es reaccionario. En Murcia, si alguien levanta la voz y dice que “el ladrillo desertiza”, el propio presidente dirá: 
-¿Qué pasa, es que quiere mandar al paro a los albañiles? 
-Pero es que no tenemos agua... 
-¡El agua es de todos! ¡Mi partido la traerá aunque sea del polo norte! 
¡Y se están cepillando, asfaltando, urbanizando, desertizando toda su hermosa autonomía! Y ahora, fíjate, lector a dónde hemos llegado: el agua se hace política. ¿Y qué se puede hacer con el agua después de hacerla política? Mientras tanto, tú y yo, sabemos que el agua del grifo es un asco y el encargado del depósito sabe la mierda que hay que echar al agua para que no nos mate... rápidamente. Y uno abre el grifo y lo cierra: -¿Habrá subido mi mujer agua del supermercado, leches? ¡Es bárbaro! Bueno, pues eso va a pasar con el aire muy pronto.
El aire, digo, que parece que no te enteras. Te estoy diciendo el AIRE. Sin comida y sin agua, resistimos un tiempo, según la fortaleza de cada cual (por cierto: si un asesino quiere suicidarse rompiendo plato y botijo, no se ve por qué la justicia tenga que impedírselo, a no ser que el fiscal encuentre razones que atañan al famoso proceso. Da risa. –Oiga, usted no puede suicidarse por razones políticas. ¿Y si me quiero suicidar? Pues, como matar es delito, lo meteremos en la cárcel. Pero si ya estoy en ella. Pues entonces lo llevaremos a un hospital para que impidan que usted se mate. ¿Pero no dicen que el valor primero es la libertad? (¡Parece de Gila  y es Dejuana!) pero sin aire, decía... ¡Cierra lector esa bocona y ponte pinzas en la nariz, a ver cuánto resistes! Pues eso. Antiguamente, para respirar aire puro, los madrileños se iban a la sierra. Pero la sierra desaparece bajo megaurbanizaciones, coches, autobuses, calefacciones y tendidos eléctricos para servicio de la gente que quiere respirar el aire de la sierra. Y en propaganda para descerebrados, se dice: Madrid no es sólo una gran ciudad, el 50% de su extensión “todavía” no está construida. Hermosos paisajes, ríos de montaña, nieves, águilas caudales, viejos castillos... Madrid te quiere. No. Madrid no te quiere... Madrid ya te ha... Como León.
Querido amigo y lector bondadoso: asómate al monte San Isidro y mira como está la, antiguamente, hermosísima vega del Bernesga en manos de una alcaldía. Mira luego al otro valle y verás lo que está consiguiendo la alcaldada de Villaquilambre. Y si no reaccionas, me alegraré por ti, porque tienes lo que mereces. Y digo más: digo que, lógicamente, las cárceles tienen que estar vacías porque todos los verdaderos delincuentes están fuera, aunque algunos de Marbella y otros lares, como dice un amigo de Lugo, van caendo.
Uy, me olvidé del Aire. Ya te lo contaré otro día, lector. Pero si quieres emigrar a Valporquero, o a lo alto de Peña Ubiña, no tienes más que oler a los guajes que salen de las discotecas después de una noche de música aterradora, de bebida nauseabunda, de sudor en bailes descoyuntados y de una pastillita de esas que te trasladan desde la movida al séptimo cielo o, con suerte, a Urgencias. Si vas al cielo no hay problema: una vecina saldrá en la tele, diciendo lo de “era un chico tan majo”… Si vas a Urgencias, no haya miedo, allí es como en las pelis: todos los médicos son listísimos. Te llevan en una camilla corriendo al quirófano y una médica muy guapa, con un estetoscopio colgando del cuello dirá: -¡Un centímetro cúbico de no sé que coña en el corazón! Y si oyes decir: “se nos va, se nos va”, no tengas miedo, es para darle suspense. Los médicos son exagerados y les gusta hacerse los héroes. ¡Vaya! Otra vez que se me fue la olla. Lo del aire... sí. Ya te lo contaré. Le diré a mi amigo Joséluis Altzeimer que me lo recuerde. Pero sí. Pronto los políticos nos darán entre sus promesas electorales la de “aire puro para todos”.
Así terminé yo mi artículo esta noche y como era muy tarde, mi demonio me preguntó: -Y ¿por qué no te acuestas, ya idiota?
Y yo: - Porque espero a que pase el hideputa de la moto de todas las noches, haciendo una raya de desesperación en lo que debería ser el sagrado silencio.  ¡Ya lo dijo Trillo!...

jueves, 7 de abril de 2011

El guiri-gay

Sobre el orgullo gay, habría mucho que decir. Uno sólo puede enorgullecerse de su condición humana; cuanto más excelente, mejor. Hace tiempo que escribí esta entrada y se publicó en el Diario de León. Pero no pierde actualidad. Por eso, amigo mío la traigo de nuevo aquí. Vale.

  
En la historia del arte que nos explicaba el Sr. Otero allá por los 60, aparecía un bajo relieve romano precioso. No recuerdo si era el friso del triunfo de  Domiciano y Nerva o el Ara Pacis de Augusto. Pero el carácter de la uniformidad en la altura de las cabezas (lo que se llama isocefalia) de los personajes colocados en un mismo plano, parecía subrayar el hermoso aforismo de que nadie es más que nadie.
Nadie es más que nadie. O lo que es lo mismo: no hay más grandeza que la de ser hombre. Pero la igualdad… ¿Quién desea la igualdad?
Digo esto cuando el guiri-gay de la fiesta del orgullo parece que se ha calmado. Ser diferente es la mejor aspiración del hombre en estos tiempos de isocefalia, porque en verdad estamos como en el friso del Ara Pacis pero sin altar, sin paz y sin más aspiraciones que a ser uno más. Y la diferencia no puede venir de la extravagancia y la giligaypollez. Ser extravagante para decir que se quiere la igualdad y el respeto, es haber llegado a ser por naturaleza y cultura diferente para exigir la igualdad de la isocefalia y estar decidido a la nivelación imbécil que quiere la política apoyada en los medios de comunicación. Nadie puede tener mayor alegría que la de ser hombre y no se es más hombre exhibiendo una sexualidad diferente supuestamente más alegre, más gay. ¿Acaso no es ridícula la exhibición de paquete y músculo por parte de algunos de los que practican culturismo para eso, para parecer más viriles? ¿Acaso no es ridícula la lesbiana que exhibe gestos, léxico y anatomía exageradamente viril? Gay significa “alegre” quizá porque, más que dedicado a la “vida alegre”, daba diversión a los que le miraban desde otra sexualidad. Del diminutivo de María vino el nombre español de “marica”. El aumentativo de marica,  “maricón”, encierra desprecio. Al hombre de hoy el fenómeno homo no le produce ni tristeza ni alegría de modo que, el homosexual debería ir pensando en enorgullecerse de alguna cualidad superior a la  de ser homo, que no es cualidad sino condición o conquista. Y así como un hétero no anda en manifestaciones de orgullo-hétero, porque no es una cualidad sino una condición, un homosexual debiera abandonar ya carrozas y atuendos, exhibición de paquete, tetas o cualquier otro adminículo sexual para concentrarse en ser una persona llena de cualidades adquiridas. Es llegado el tiempo de la madurez sexual -no reprimida pero sí controlada- y no puede uno andar como un niño de cinco años mirándose con perplejidad la pirula y llamando la atención sobre el hecho “sorprendente” de ser gay, hétero o lesbi. ¿Es así o no?
De lo contrario ellos, los gay, volverán a perder el prestigio que tantos homosexuales han ganado por sus hermosas cualidades humanas y volverá ese desdichado término despectivo de “maricón” que tanta frustración y tristeza ha causado en tantos hombres homosexuales o no.
Hay además una mentecatez superior e inadmisible que anida en esto que se autodenomina izquierda o derecha. La de creer que, como el gobierno de izquierdas ha aprobado leyes de igualdad y respeto al homosexual, los gays tienen que ser de izquierdas. La compra de votos así sería una mariconada. No. Esa misma izquierda hacía maricones a muchos falangistas, y el propio Hitler fue estigmatizado por alguna tendencia homo descubierta por algún psicólogo mal escolarizado. Y en el régimen de Stalin se ejecutaba a los homosexuales. La condición humana está más allá de la política y no creo que el colectivo caiga en la bobería de suponer que el señor Zerolo tenga que ser su abanderado político sólo por ser gay. Si pues, el gobierno piensa que por ser gays son de  izquierdas y le deben respeto y voto, está muy engañado. Los hombres no se definen más que por su hombría y valía humanas. La sexualidad es producto de la naturaleza y la conquista, pero el respeto viene del reconocimiento de la grandeza humana y no de la exhibición de la condición sexual. Así, cualquier gesto político de Zerolo, puede ser ejercicio de hermosa libertad. Pero puede llegar a ser gesto demagógiconada de cara a lo que se considera parcela y fuente de votos para la izquierda.
Acaben ya el guiri-gay. Hay tareas más importantes en las que afirmarse. Porque afirmarse sexualmente contra alguien, en lugar de admiración y respeto lo que da es pena o risa según la mirada seria o divertida del observador..
No te canso más, amable lector. Estarás pensando en la playa y en unas vacaciones bien merecidas llenas de taratachín y pasos sangrientos. Pero permíteme un consejo, hombre. Llévate a donde vayas tu poquito de música y tus cuatro o cinco libros para desconectar de la idiotez de un trabajo rutinario y no caer en la idiotez de una diversión rutinaria. Aprovecha la presencia de amigos para conversar y penetrar en otras formas de pensamiento; no abuses del sol. No desdeñes la comida abundante pero modérala. No abuses del  alcohol, pero bébelo moderadamente porque incluso la verdad que descansa en el fondo del vaso debe ser moderada. Todo ello te devolverá repuesto a tu trabajo con una mirada nueva sobre el mismo y sobre ti mismo. ¡Y basta ya, que, por dar consejos, no soy yo mejor que tú que los recibes con un poco de desdén en la comisura de los labios!