domingo, 12 de diciembre de 2010

Carta de amor a una alumna



PUBLICADA el 19 de Febrero 2008. DIARIO DE LEÓN

Querida, no le busques significado que no lo tiene. “Te quiero” es una frase que hace lo que dice en el momento en que la dice quien la dice. Si te la digo es porque, la frase, como un beso, pone en acto emociones que no tienen palabras.
Me miras desde tu pupitre y desde tus ojos claros, y te miro desde el mío y desde la tristeza de los míos. Pero ¿te has dado cuenta de que, desde que comenzó el curso, todas mis palabras eran frágiles componentes de una declaración de amor?
No te asustes, querida. No temas. Siempre ha sido así. Todo profesor que sabe enseñar, se asoma a la profundidad del abismo y encuentra voces y miradas, gestos y palabras de amor a lo lejano, a lo que todavía no es, no eres. Y con esas palabras, trata de poner ante tus claros ojos, un modelo precioso que te haga decir: “quiero ser esa divina construcción del amor que mi profe me profesa”.
¿Sabes? Entre las amenazas que se hacen pesadillas en mis noches, la más temible, se llama tedio. Es la pálida forma de la muerte, que corta este hilo de amor que he puesto entre tus ojos y los míos. Ir a clase, sentarme en mi pupitre, mirarte y no tener nada que decir, nada que proponer, ninguna idea que contagiarte me convencería de que he perdido mi vida; de que la vida se me ha escapado de las manos y ha caído rodando por la basura de un horrible muladar de vidas podridas.
Pero tú existes a diario y nunca eres la misma. Todos los días un pequeño cambio, apenas perceptible, (ya comprendes que no hablo de tu vestido o tu peinado o tu perfume infantil) me dice que todas mis palabras de la clase, todas mis largas explicaciones, las resumes en esa dulce frasecita de dos palabras que contienen el infinito y el límite: te quiero. El tú que se encierra dentro de ese objeto directo “te”, se abre por tus ojos al infinito, al complicado infinito de las posibilidades. ¿Hay algo más hermoso que la posibilidad? ¿Hay algo, al mismo tiempo, más terrible? De millones de atardeceres posibles, ese hermoso que contemplas es el más hermoso por irrepetible. Nunca volverá, nunca volveremos a contemplarlo, pero en nuestros ojos quedará la huella de su belleza. De los millones de formas que la Naturaleza podría dar a tu belleza, esta concreta que tus ojos guardan, es la más bella y la más terrible porque niega a las demás. Terrible maravilloso es el hombre, dice un trágico griego. Terrible/maravillosa es tu belleza y la belleza de tu mirada porque es concreta y destinada a ser aire.
Si lees, cada palabra abre inciertas perspectivas a tu amor. Si escribes, a través de tus dedos de aurora, traza la vida sus delicadas líneas, sus sinuosas volutas, sus fracturas en las que la alegría se desborda y la amenaza de la muerte, también, pone una brizna de melancolía a la expresión cándida de tu amor. Si respiras mientras lees un poema, las palabras del poema, el aire de sus formas, te impregnan el alma de verdad, mientras el poeta respira con tu aliento sagrado.
Y cuando yo hablo, cuando digo versos, cuando reflexiono y te pido que reflexiones conmigo y tú me miras desde las profundidades de tus ojos, cumplo el acto de amor perfecto que ningún “te quiero” podrá contener jamás. Es tan breve la frase, la síntesis, como el amor preñado de intensidades. Y, ay, es tan inmenso el amor y tan dilatada la muerte. Tenemos tanta muerte por delante que es preciso apresurarnos a decirnos: “te quiero”.
Vendrán al final del curso las separaciones. Después habrá reencuentros y, un día, cuando volvamos a estar juntos y yo tenga la mirada más triste de lo que la tengo hoy, me dirás con melancolía: -Mi vida ha cambiado de rumbo tantas veces. Y yo te diré. Todos los rumbos estaban escritos en la rosa de tu espíritu, digo de los vientos. O mejor dicho de tu espíritu. Aunque bien mirado viento y espíritu son la misma cosa. Y el espíritu sopla a la vez desde todos los ángulos y te ha empujado por caminos que no sospechabas, pero todos ellos te llevaban a ti misma y al bello núcleo de tu respirar, pues has sido fiel al amor. Porque vas a ser fiel al amor, a la imagen bella de ti misma que todos los días, arduamente dibujo para tus ojos. ¿Verdad, amor mío? ¿Vas a ser fiel al amor que quiero para ti? ¿A las ideas que estamos viviendo juntos? Si sí, la frase “te quiero” que estaba al fondo de mis clases, se habrá llenado de sentido. Si no, daremos la razón al filósofo que nos definió como “pasión inútil”.

Es muy tarde. Ya es día de San Valentín. Esta carta te llegará con retraso, pero está escrita para más tarde: para cuando pase la fiebre de las tonterías vanas que se dicen los enamorados, el día que oficialmente está consagrado a los pavos y a comerciar con los sentimientos de los pavos.

Fusiles de madera II...


Llegué a reunir 99 pensamientos desgajados de contexto por lo que podrían llamarse aforismos. Pero no hay que tomarlos en serio. El aforismo es un género difícil que sólo algunos pensadores son capaces de dar forma ejemplar. Estos son ejemplarmente flojos de pensamiento y antiguallas de las aulas, como aquellos fusiles de madera que, en la escuela de mi infancia, se guardaban para ejercitarse "por si la Patria nos necesitara".  ¡Tiene gracia! Hoy siento nostalgia de aquellos fusiles de madera pintada.

     51. ‑Ni las notas de la primera evaluación ni las de la última pueden ser el "Juicio Final" sobre nadie.


     52. ‑De la mayor parte de nuestros compañeros nos separan muchísimas cosas. Habrá que ser especialmente bondadoso con ellos. Con ellos que no tendrán nunca nuestra amistad.


     53. ‑Por muy brillantes que hayan sido no le cuentes a nadie tus oposiciones. Procura guardar silencio en los claustros siempre que no se vulnere la verdad o la justicia. No hagas juicios de valor sobre el trabajo de los demás. No creas que el director el un imbécil aunque tenga que asumir cierto poder. ni un ser excepcional como piensan los que se declaran amigos suyos (de conveniencia), pero colabora en todas las iniciativas que mejoran la calidad de la educación.


    54. ‑Normalmente tu juventud impide que se fijen en ti para ese puesto, pero si llegas a ser nombrado director por el aparato, prepárate para sufrir toda clase de ingratitudes y lucha para que la administración no ensucie demasiado tu acción. Es inevitable que te alcance el desprestigio, pues nunca actuarás a gusto de todos. No uses jamás argumentos administrativos para nada, ni contra nadie.


     55.‑VIAJE DE ESTUDIOS. Nada hay más ajeno a un viaje de estudios que un viaje de estudios. De entrada convendría no dejar que su organización corra por cuenta de una Agencia Turística. Sería bueno además, excluir toda clase de emociones groseras que impiden la contemplación serena de la naturaleza o el arte. Lo mismo que es imposible entregarse al pensamiento o la creación artística tras una copiosa comida, es inútil tras una noche de discoteca, tratar de buscar la fragilidad mágica de la Alhambra, por ejemplo. Por último un viaje de estudios no se hace con "cursos" sino sólo con los alumnos que quieren estudiar y el profesor sabe quiénes son. Si ha de tomar la responsabilidad de llevarlos de viaje conviene que decida él mismo con quien va y con quién no iría nunca.


     56. ‑En las diversas formas educativas de la Iglesia en sus centros privados, hay mucho de estupefaciente. En el profesorado más joven de los centros oficiales hay algunos que tienen la tendencia a combatir la dogmática eclesiástica con la misma pasión de aquel que amó apasionadamente a una mujer y ahora no la puede soportar. Contra la deformidad hay que luchar sin descomponerse; sin deformarse. Pero hay también muchos profesores que poseen ideas estupefacientes sacadas de la política y que las divulgan como curas laicos necesitados de prosélitos. Educar para la política es educar para la mentira más o menos rentable.


     57. ‑A veces el profesor realiza menesteres de serpiente.  Quiere convencer a sus alumnos de que la felicidad está donde está el árbol de la ciencia.


     58. ‑En esta profesión no sólo no es preceptivo ser creyente, sino que tal vez fuera bueno no serlo o por lo menos poseer una fuerte dosis de escepticismo. En todo caso no se debe olvidar que el mito religioso y la religiosidad son la fuente primera de la poesía. Convendría no confundir la institución eclesiástica con la religión. Si tus alumnos son religiosos exígeles pureza en sus convicciones. A esas personas la ciencia solamente las afecta en su inteligencia y asumen sin mucha dificultad las contradicciones que la ciencia plantea a la dogmática. Se trata de un modo atenuado de esquizofrenia.


     59. ‑Pero hay otra razón por la que no conviene que destruyas el mito religioso. Y es que la inteligencia tiene también su origen, más remoto en el mito.


     60. ‑En el terreno de la sexualidad, la destrucción del misterio tiene efectos contraproducentes. Al explicar sus mecanismos tal vez conviniera resaltar la sagrada belleza que encierra esa formidable dimensión humana, y cómo la sexualidad y el estilo de la sexualidad, impregna todas las esferas de la espiritualidad.

    
     61. ‑Hay un terrible refrán español que dice: ‑"Todo se pega menos la hermosura". Es terrible para el profesor que con frecuencia vive al lado de almas hermosas, y terrible para el alumno que con frecuencia resulta una vulgar copia de su maestro.


     62. ‑LOS MANSOS. Siempre hemos tenido angustia frente a los mansos; esos pobres seres que nunca poseerán nada, porque ninguno tiene la fiereza necesaria para alcanzar el conocimiento. Pero están ahí, en la clase, y hay que tener cuidado de ellos. Ni desprecio ni abandono. Necesitan más cuidados que los demás aunque el fracaso escolar sea, en este caso, el destino del profesor.
         

     63. ‑Un alumno defiende apasionadamente nuestras ideas. Pero ¿defiende nuestras ideas o muestra su admiración por nosotros? Otro alumno las ataca con vehemencia... ¿No estará defendiéndose contra lo que de avasallador e impositivo hay en la forma en que transmitimos las ideas? En ambos casos, ¿estamos seguros de seguir un camino adecuado? Como quiera que sea, pasado el tiempo, vemos que en aquel profesor que fuimos faltaba el matiz, lo mismo que en sus alumnos de entonces. La juventud vive de absolutos.


      64 ‑"El bien es la pauta de un esfuerzo"... Es ésta una creencia vulgar porque se supone que todo lo costoso y sólo ello es bueno.


     65. ‑Cuida de no presentar nunca las ideas por su aspecto insólito. Deja ese juego para los divulgadores. Hay profesores de ciencias o de física que tratan de epatar a sus alumnos con los "grandes descubrimientos" que otros han hecho, olvidando que la naturaleza es muda y sus mejores secretos los guarda celosamente.


     66. ‑En el deslumbramiento ponemos la mano sobre los ojos a a modo de visera. ¿Se trata de un gesto de disgusto, de autoprotección o, simplemente de un deseo de seguir contemplando las cosas a pesar de la luz? ¿No nos ocurre lo mismo con determinadas personas?


     67. ‑FINAL DE CURSO. Siempre al final de curso, nos asalta la misma tristeza. En ese momento conocemos a nuestros alumnos. En ese momento sabemos todo lo que deberíamos haber sabido el día antes de comenzar las clases.


     68.‑CIENCIAS O LETRAS. Esto eran dos jorobados que se encontraron en la calle y cada uno se quedó mirando con una sonrisa maligna la joroba del otro.


     69. ‑Un profesor que trata con "familiaridad" a todos sus alumnos, suele recibir de ellos un trato inadecuado. O bien le responde con desconfianza y aún con irritación pues no pueden devolverle la familiaridad, o bien responden con una familiaridad desproporcionada que indica que se colocan indebidamente a su altura.


     70.‑POR PRINCIPIO. No hablar demasiado con compañeros que hablan demasiado de política o de metodología y poco de educación.


     71. ‑Educar para la soledad.


     72.‑Hay una fuerte dosis de idiotez en la expresión "vocación de maestro". Sobre todo cuando se da a entender que se vive sólo para el servicio de los demás, como si uno pudiera instrumentalizarse sin peligrosas consecuencias. "Servir a los demás" sólo puede hacerse desde una vida íntima muy intensa.


     73. ‑También es una idiotez pasarse la juventud preparándose para ser hombre


     74. ‑Daríamos con gusto nuestra anuencia a muchas opiniones, si no vinieran de quien vienen.


     75. ‑Hay profesores que luchan denodadamente por una idea y la consolidación de una idea, sin tener tiempo para reflexionar sobre ella. Así se ponen a salvo de otras preocupaciones.

     76. ‑EDUCACION Y PARTIDO. Aún enseñando bioquímica o matemáticas se es hombre de partido. El atractivo de la ciencia pasa así sutilmente a la ideología que se profesa. ¿No es esto injusto? ¿No se trata de una forma más de proselitismo? Por la misma razón habría que suprimir las clases de religión porque se aureolan de cientifismo que vampirizan a las demás ciencias. Sea dicho esto sin ánimo de herir susceptibilidades, sino con el deseo de que la religión ocupe el lugar que le corresponde; el hogar y la comunidad de los creyentes.


     77.‑Afección y enemistad son principios de conducta de niños y adolescentes también, naturalmente, en el terreno de la inteligencia. Convendría que fueran adquiriendo cierto sentido de la honestidad que les lleve a comprender que no siempre la opinión de sus amigos es la verdadera ni falsa la de sus enemigos por el hecho de ser enemigos.


     78.‑En la formación de la delicadeza de juicio, es un momento importante ése en que se aprende a respetar lo que se ignora. Así mismo es importante el momento en que se adquiere la madurez suficiente para juzgar adecuadamente acerca de lo bello y lo bueno, aunque de esa apreciación puedan surgir molestias sin cuento.


     79.‑Conviene no olvidar que el que pone conocimiento pone dolor. ¿Y por qué, pues, no insistir en esa verdad dura del conocimiento de que el camino del saber es un camino solitario? Naturalmente que esto no contradice esa vieja técnica de trabajo que se llama trabajo en equipo y que suele ser el más solitario de los trabajos.


     80. ‑La necesidad de vacaciones prolongadas es un claro indicio de la brutalidad de los programas escolares.


     81.‑Lo que nos molesta de los profesores más jóvenes es el hecho de que con su gesto, su mirada y su conducta en general, sugieren "el método que HAY que seguir, cuando ya hace mucho tiempo que nosotros lo hemos abandonado convencidos de que no existe UN método sino que son necesarios tantos como alumnos.

    
     82. ‑A veces hay que reprimir el gesto de desprecio que apunta en nosotros ante algún compañero, no porque éste sea despreciable, sino porque, estando cerca de nosotros, ignora lo infinitamente lejos que está de nosotros. Porque estando tan cerca de los muchachos ignora lo lejos que ellos se encuentran de él.


     83. ‑¿Fue Bernard Shaw quien dijo aquello de que el que sabe una cosa la hace y el que no, dice cómo se hace?


84. ‑Lo que mejor conocemos lo ocultamos. Y sin embargo, este saber alcanza eficazmente a los alumnos más atentos. Desconocemos por tanto, cómo actúa el conocimiento sobre nuestro rostro y nuestro gesto. Cuando un alumno perspicaz ha sido guiado a ese saber muy a pesar nuestro, lo descubre como suyo, lo cual no deja de fastidiarnos.

     85. ‑Si un alumno imita nuestras maneras, debemos reprimir un sentimiento que aparece a medio camino entre la cólera y la vergüenza. Este sentimiento es una muestra de que nos ha comprendido en la misma forma en que nosotros nos comprendemos. El asunto se vuelve espinoso cuando la imitación la sentimos como caricatura nuestra.


     86. ‑La obsesión pedagógica de simplificar las cosas puede hacernos olvidar que esas cosas tan sencillas han sido objeto de una búsqueda dificultosa, durante siglos.


     87.‑Cuando en algún terreno alcanzamos una pequeña sabiduría, vanidosamente tendemos a divulgarla enseguida. La alegría del hallazgo nos hace olvidar su provisionalidad.


     88.‑Para aprender el escepticismo más radical, basta con tener que soportar una sola vez el odio de un alumno.


     89.‑La máscara que todo profesor debe llevar sobre el rostro, no siempre es expresión de hipocresía. Con frecuencia, lo es de la tragedia íntima de todo maestro; la máscara elimina los aspectos más personales del dolor.


     90. ‑Muchos cocineros estropean el pastel. Hay institutos que disponen de hasta cien profesores.


     91. ‑El educador no debe temer arrancar el fetichismo de la verdad del alma del alumno, sustituyéndolo por un honesto sentido de lo probable.


     92. ‑LA RUEDA. El alumno que encuentra un buen maestro pronto aprenderá de él muchas virtudes y un vicio: la ingratitud, el vicio que todo maestro ha tenido para con su maestro.


     93. ‑BIENESTAR. Convendría meditar un poco sobre esa noción tan exagerada de "estar bien". Parece una de esas drogas duras de la actualidad que ha alcanzado a envenenar la conducta de muchos maestros. Despierta tal forma de adicción que se llega a la creencia de que justifica cualquier medio, droga o alienación incluidas.


     94. ‑A SU MODO DE VER. Cuando queremos mal a una persona, reducimos sus verdades grandes o pequeñas, arduas o sencillas, a una opinión... cerrando la conversación a modo de exabrupto con un, "Eso es lo que usted se cree".


     95. ‑La infancia es el ámbito de lo sagrado. Como a la zarza ardiente de Moisés, convendría descalzarse para acercarse a ella y no estaría mal andar con pies de plomo.


     96.‑MENDACIDAD. Si en los exámenes no exiges veracidad y delicadeza, sino que permites el engaño de la copia o, por aquello del atractivo de lo prohibido, la estimulas amenazando con persecuciones posteriores al alumno que sea sorprendido, estás favoreciendo la mendacidad. El listillo que consigue engañarte, se cree inteligente y sospechará, no sin razón, que para tener éxito en la vida basta con ser un despabilado; no será necesario saber nada verdaderamente; bastará con simular ese conocimiento.


     97.‑No antepongas nunca el título de funcionario al de maestro, pero no te avergüences de la función. El sueldo fijo aunque mezquino, el horario y su rutina, liberan la inteligencia de la preocupación de muchas cosas concretas y te permite un ocio indispensable para el cultivo propio.


     98. ‑Si vas a dedicar tu vida a la enseñanza, sabe que vas a vivir una pobreza obligada. Aprende por tanto a tener pocas necesidades. Los distintos gobiernos alabarán tu tarea como la más importante de la nación y justificarán tu bajo sueldo diciendo que como compensación tienes más vacaciones que los demás. Las cosas son así desde siempre.


     99. ‑MEDIOS AUDIOVISUALES. No está mal su uso siempre que no se caiga en el fetichismo. En este terreno tampoco conviene ser tan intransigente como aquel viejo y malvado profesor que sólo reconocía dos medios audiovisuales: el grito y el garrote.

Fusiles de madera I...

Cuando era profe tenía la costumbre recoger aquellos pensamientos que se me ocurrían sin mucho orden y con poco concierto. Son pensamientos desfasados, porque ahora los profes son muy sabios. Pero a lo mejor hay un tontucio como yo que se los cree,  y hasta puede que los ponga en práctica lo cual no le aconsejo. Por él los publico aquí y sea lo que Dios quiera.

     1. ‑"Dar la vida por la verdad". Con frecuencia oímos es tipo de frases grandilocuentes que no comprometen a nada. Pronto nos damos cuenta de que no se trataba de la verdad sino de UNA verdad y a veces ni siquiera de eso; era solamente una creencia. En nuestra juventud creemos que "lo establecido" es el error y la mentira y que la verdad está dentro de nosotros... ¡Precisamente nosotros!...
    
         Ojo al Cristo. Las grandes verdades han hecho sufrir a los hombres tanto como las mentiras.


     2.‑Nuestros alumnos viven, la mayor parte del día, ajenos a los intereses intelectuales del profesor, en el caso de que éste los tenga. Recordar esto cuando se entra en clase es muy saludable. Evita cientos de incomprensiones y malentendidos.


3. ‑Conocer la "dinámica de grupos" y las técnicas de trabajo intelectual está muy bien pero ilustra muy poco sobre los miles de senderos de cada alma.


4.‑Si te encolerizas lo pasarás mal y tendrás que arrepentirte.


5.‑Cuida tu preparación intelectual y no disimules tu incapacidad con la camaradería.  Y menos con la pedagogía.


6.‑El profesor que hace su teatrillo en clase, llega a veces a entretener a sus alumnos. Puede que consiga incluso su aplauso. Pero ellos corren el riesgo de confundir la ficción teatral con el arte de vivir.


7.‑Los alumnos cambian constantemente. Es injusto mantener una idea fija sobre ninguno de ellos, pues se niega uno a verlos evolucionar. Lo mismo que cada día es diferente, cada alumno es diferente cada día.

8.‑Los adolescentes son muy sensibles a todo lo vital. Generalmente los profesores se interesan más por las ideas. Todo buen profesor ha aprendido pronto a dar ideas vivas y a mostrar la vida de las ideas.


9.‑Cuando un alumno te confía su intimidad, son necesarias dos cautelas:

  a.‑Evitar la curiosidad dejando en sombra lo que el alumno quiere dejar en la sombra.

  b.‑Controlar la ternura que brota de la contemplación de toda alma desnuda y llena de heridas. A veces hay que ser dulce y a veces enérgico; pero siempre dirigido por un amor que mira más lejos.


10.‑Es preciso mirar con escepticismo los dogmas de la sociología, la sicología evolutiva y la pedagogía. Con frecuencia un dogma es una frase muerta en cambio un niño o un adolescente son siempre algo muy vivo.


     11.‑Quiza haya que tomarse las "verdades" en serio por los alumnos, pero no hay que irritarse nunca cuando ellos no se las toman.


12.‑A veces el profesor cree que uno de sus alumnos le comprende en profundidad. Normalmente eso no es posible; pero si ocurriera, ello indicaría que el profesor ha retrocedido a la puerilidad propia de la edad del alumno.


13. ‑Es injusto exigir fidelidad a los alumnos, pero sí es bueno pedirles que sean fieles a sí mismos. Nuestro mejor alumno puede que esté destinado a ser nuestro mejor enemigo. Si hubiera nacido cincuenta años antes tal vez hubiera estado destinado a ser el maestro que siempre hemos necesitado.


     14.‑El autoritarismo más cerril se disimula a veces en su contrario: el talante liberal. A veces se convierte en la "espada de Herodes" que bajo la apariencia de comprensión y tolerancia trata de destruir todo lo que de divino hay en los niños, invocando fines como los de "hacerle más maduro, más responsable, más hombre".


     15.‑ANTIPEDAGOGICO. A un niño no hay que prepararlo para que sea un joven excelente, ni a un joven para que sea un hombre cabal. Lo que se debe lograr es que sean plenamente niño y joven respectivamente.


     16. ‑La testarudez sólo se vence con la dulzura. No aplaudirla nunca como manifestación de la personalidad que se afirma, ni violentarla como si fuera un vicio peligroso.


     17.‑La manera de ser de los niños sugiere que la justicia ha de ser igual para todos. Pero el profesor sabe que la justicia ha de variar según la particular manera de ser de cada niño. Eso es equidad. La iniquidad sería tratarlos a todos de la misma forma.


     18. ‑La mayor parte de nuestras "geniales ideas" sobre pedagogía, o son intuiciones o hipótesis de trabajo. Ponerlas en práctica sin cautela puede ser arriesgado a veces; a veces, desastroso. Habrá que probarlas controlada y modestamente y una vez comprobada su eficacia, no creer jamás en su infalibilidad.


19. ‑No somos caballeros y por consiguiente somos malos profesionales si, tanto públicamente como en nuestro fuero interno no respetamos el esfuerzo y el trabajo de los demás.


20. ‑Si quieres un enemigo rencoroso, propón a tu compañero tu ideal de profesor.


21. ‑Si escuchas con asiduidad lo que los alumnos quieren, lo que a los alumnos les gusta, puede que termines olvidando lo que les conviene y lo que necesitan.


     22. ‑Lo que los alumnos opinan sobre los profesores, es sólo lo que los alumnos opinan.


23. ‑REACCIONARIO O PROGRESISTA. Son estos, conceptos extraídos del universo de discurso político. En la enseñanza, su uso ha de redefinirse. Si esto no se hace, será imposible acceder a una forma más alta de ser, a una libertad más alta que la que esos conceptos presuponen.


     24. ‑Para destruir el trabajo de tus compañeros dedica cinco minutos de una clase a descubrir ante sus alumnos "los secretos intereses personales que dirigen su actividad". Es una técnica muy eficaz y no importa si esos intereses son reales o inventados por ti.


     25. ‑Un trabajo hecho con placer puede ser también meritorio.


     26.‑No curiosees los cuadernos de los alumnos buscando en ellos retazos de su personalidad. En general esas notas no reflejan nada esencial. Si realmente los quieres conocer, habla con ellos, con sus padres y el resto de sus profesores. De otra forma ellos saben intuitivamente que tu curiosidad se satisface con un poco de exhibicionismo.


     27. ‑Las denostadas clases magistrales son excelentes cuando son magistrales.


     28.‑La ausencia del grano de sal de la estética en las ideas más sublimes, destruye el noventa por ciento de sus interés.


     29.‑A veces la ciencia, el arte, las ideas, nos interesan más que nada por su vertiente educativa. Corremos el peligro, entonces, de aprender para enseñar olvidando la seriedad y el valor que estos asuntos tienen por sí mismos. 


     30. ‑Las ideas tienen toda la belleza que seamos capaces de darles.


     31. ‑La muerte de un alumno nos alecciona trágicamente sobre la inutilidad de nuestro trabajo. No olvidemos sin embargo, que merced a ese trabajo, su vida pudo orientarse a la luz de la muerte.


     32. ‑Cuando un compañero se muere, comprendemos la soledad en la que trabajó y todo lo que alrededor suyo, constituía su vida y condicionaba su personalidad.


     33.‑Revisar un temario oficial con un poco de imaginación es comprender las limitaciones espirituales que nuestros alumnos habrán de padecer en su próximo futuro. "Lo poco que en nuestras aulas aprendieron" suele ser motivo de queja por su parte. Pero no suelen quejarse nunca de las graves deformaciones que adquirieron, porque, por ser suyas, nunca las entenderán como tales deformaciones.


     34.‑ANTIPEDAGOGICO. "Hay que estimular las opiniones particulares de los alumnos para que empiecen a pensar por su cuenta". No está mal... Pero con este tipo de dogmas, lo que con frecuencia se suele estimular es la vanidad de los jóvenes que opinan sobre lo divino y lo humano sin ningún criterio. Se olvida que el juicio original aparece muy tarde, cuando se han asimilado pacientemente las ideas que otros hombres han modelado y que constituyen nuestro patrimonio cultural. Es estúpido plantar la semilla y esperar con la regadera en la mano a que crezca inmediatamente el árbol en la plenitud de sus frutos.


     35.‑LA REVISTA COLEGIAL. Si el mal gusto, la falta de criterio, la escasa lectura, el mal estilo y la torpeza de elaboración de un trabajo escolar se dan a la imprenta con argumentos chatos como: ‑"A los chicos les hace ilusión...", "Hay que estimularlos..." etc., hemos puesto las bases de un fracaso; hemos castrado un ingenio que con trabajo, disciplina y un poco de silencio hubiera podido hacer algo importante en el futuro.


     36. ‑Yo suponía que la estabilidad del profesorado era una garantía de cualquier reforma de la enseñanza, de una mejor calidad. No había reparado en que la muerte tiene su mejor definición en la estabilidad.

   
     37.‑Por mi parte empecé ayer la reforma de la enseñanza. Después de las clases y el cansancio de las clases, dediqué cuatro horas al estudio, sin esperar una mejora de sueldo.


     38. ‑Desearíamos que nuestras clases fueran siempre nuevas, originales... "distintas", como ahora se dice. Lo original en la enseñanza sin embargo, no reside en la novedad de las cosas que enseñamos sino en la capacidad para ver como nuevas todas las viejas conocidas.


     39. ‑Nuestra "honestidad" nos lleva a colocar la verdad sobre nuestros principios sin reflexionar jamás sobre nuestros principios y la solidez de nuestros principios.


     40.‑Uno de los principios de la pedagogía actual, aceptado sin excesiva crítica, es el de que el profesor debe ponerse a la altura de sus alumnos. ¿Qué significa esto? ¿Significa tal vez, que el profesor debe conocer la altura espiritual de cada uno de sus alumnos? ¿Significa además, que debe tener un alma tan elástica que le permita cambiar de altura cada vez que se dirige a uno de ellos? ¡Seamos un poco maliciosos!. ¿No habrá sido entendido desde una perspectiva torpemente juvenilista, que piensa que hay que ganarse la confianza de los alumnos retrocediendo a su puerilidad, su banalidad, su superficialidad y ligereza? Si es así, ¿no convendría cambiar los términos? ¿No debería el profesor tratar de poner a los alumnos a su altura humana, elevándolos a la seriedad del pensamiento y a la sensibilidad más depurada, exigiéndoles autodisciplina y amor al trabajo?... Todo ello, claro, sin renunciar a su juventud.


     41. ‑En nuestra enseñanza echamos de menos la gran música, la gran poesía, la ciencia rigorosa. Pero cuánto más echamos de menos un determinado tipo humano que nos haga elevar los ojos por encima de todo lo cotidiano.


     42.‑Lo que ignoramos colabora también en la tarea educativa. Hay muchas cosas que un hombre cabal debe ignorar.


     43. ‑GRADOS. Enseñar. Enseñar lo que se sabe. Enseñar lo que se es. Enseñar a ser. Enseñar lo que se debe ser. SER a poder ser con olvido de que hay algo que enseñar.


     44.‑Benevolencia significa etimológicamente, querer bien. Se trata de un afecto radicado en la comprensión que, como decía D. Antonio Machado, no es nunca tontería del que todo lo comprende.


     45. ‑Entre los compañeros habría más cordialidad, si no se olvidara que, aunque se trabaja sobre las mismas parcelas nunca se cultivan las mismas plantas y que, por continuar con la metáfora, hay que trabajar procurando no pisar los cultivos de los demás.


     46. ‑LIBROS DE TEXTO. ‑Se trata de algo muy raro y difícil. Podría ser que aún no conozcan la estampa. Si hubiera que definirlos diríamos que son libros totalmente inútiles para el profesor pero muy prácticos para los alumnos. Así pensaba también Machado.


     47. ‑El hombre satisfecho de sí mismo es despreciable. Sobre todo en la enseñanza.


     48. ‑No se ve por qué ser optimista ante el panorama cada vez más deprimente de la enseñanza española. Es natural que sea optimista el ministro de Educación. A nosotros para deprimirnos nos resulta suficiente echar una mirada sobre el hastío de la sala de profesores. Pensamos entonces: ‑¿Para qué molestarse más? Los alumnos ya tienen garantizada estupidez suficiente para ser felices. Los libros de texto de la sala son el periódico y el Boletín Oficial del Estado.


     49.‑Nuestros ideales tienen la misma malicia que esa alumna inteligente y sensible por la que sentimos una especial devoción. Tarde o temprano, nos dejan en ridículo.


     50 ‑Que los alumnos se coloquen en el puesto que quieran dentro del aula puede ser una buena norma para el primer día de clase y para el último. Fuera del aula, la vida los colocará en el sitio que les corresponde.