domingo, 12 de diciembre de 2010

Fusiles de madera I...

Cuando era profe tenía la costumbre recoger aquellos pensamientos que se me ocurrían sin mucho orden y con poco concierto. Son pensamientos desfasados, porque ahora los profes son muy sabios. Pero a lo mejor hay un tontucio como yo que se los cree,  y hasta puede que los ponga en práctica lo cual no le aconsejo. Por él los publico aquí y sea lo que Dios quiera.

     1. ‑"Dar la vida por la verdad". Con frecuencia oímos es tipo de frases grandilocuentes que no comprometen a nada. Pronto nos damos cuenta de que no se trataba de la verdad sino de UNA verdad y a veces ni siquiera de eso; era solamente una creencia. En nuestra juventud creemos que "lo establecido" es el error y la mentira y que la verdad está dentro de nosotros... ¡Precisamente nosotros!...
    
         Ojo al Cristo. Las grandes verdades han hecho sufrir a los hombres tanto como las mentiras.


     2.‑Nuestros alumnos viven, la mayor parte del día, ajenos a los intereses intelectuales del profesor, en el caso de que éste los tenga. Recordar esto cuando se entra en clase es muy saludable. Evita cientos de incomprensiones y malentendidos.


3. ‑Conocer la "dinámica de grupos" y las técnicas de trabajo intelectual está muy bien pero ilustra muy poco sobre los miles de senderos de cada alma.


4.‑Si te encolerizas lo pasarás mal y tendrás que arrepentirte.


5.‑Cuida tu preparación intelectual y no disimules tu incapacidad con la camaradería.  Y menos con la pedagogía.


6.‑El profesor que hace su teatrillo en clase, llega a veces a entretener a sus alumnos. Puede que consiga incluso su aplauso. Pero ellos corren el riesgo de confundir la ficción teatral con el arte de vivir.


7.‑Los alumnos cambian constantemente. Es injusto mantener una idea fija sobre ninguno de ellos, pues se niega uno a verlos evolucionar. Lo mismo que cada día es diferente, cada alumno es diferente cada día.

8.‑Los adolescentes son muy sensibles a todo lo vital. Generalmente los profesores se interesan más por las ideas. Todo buen profesor ha aprendido pronto a dar ideas vivas y a mostrar la vida de las ideas.


9.‑Cuando un alumno te confía su intimidad, son necesarias dos cautelas:

  a.‑Evitar la curiosidad dejando en sombra lo que el alumno quiere dejar en la sombra.

  b.‑Controlar la ternura que brota de la contemplación de toda alma desnuda y llena de heridas. A veces hay que ser dulce y a veces enérgico; pero siempre dirigido por un amor que mira más lejos.


10.‑Es preciso mirar con escepticismo los dogmas de la sociología, la sicología evolutiva y la pedagogía. Con frecuencia un dogma es una frase muerta en cambio un niño o un adolescente son siempre algo muy vivo.


     11.‑Quiza haya que tomarse las "verdades" en serio por los alumnos, pero no hay que irritarse nunca cuando ellos no se las toman.


12.‑A veces el profesor cree que uno de sus alumnos le comprende en profundidad. Normalmente eso no es posible; pero si ocurriera, ello indicaría que el profesor ha retrocedido a la puerilidad propia de la edad del alumno.


13. ‑Es injusto exigir fidelidad a los alumnos, pero sí es bueno pedirles que sean fieles a sí mismos. Nuestro mejor alumno puede que esté destinado a ser nuestro mejor enemigo. Si hubiera nacido cincuenta años antes tal vez hubiera estado destinado a ser el maestro que siempre hemos necesitado.


     14.‑El autoritarismo más cerril se disimula a veces en su contrario: el talante liberal. A veces se convierte en la "espada de Herodes" que bajo la apariencia de comprensión y tolerancia trata de destruir todo lo que de divino hay en los niños, invocando fines como los de "hacerle más maduro, más responsable, más hombre".


     15.‑ANTIPEDAGOGICO. A un niño no hay que prepararlo para que sea un joven excelente, ni a un joven para que sea un hombre cabal. Lo que se debe lograr es que sean plenamente niño y joven respectivamente.


     16. ‑La testarudez sólo se vence con la dulzura. No aplaudirla nunca como manifestación de la personalidad que se afirma, ni violentarla como si fuera un vicio peligroso.


     17.‑La manera de ser de los niños sugiere que la justicia ha de ser igual para todos. Pero el profesor sabe que la justicia ha de variar según la particular manera de ser de cada niño. Eso es equidad. La iniquidad sería tratarlos a todos de la misma forma.


     18. ‑La mayor parte de nuestras "geniales ideas" sobre pedagogía, o son intuiciones o hipótesis de trabajo. Ponerlas en práctica sin cautela puede ser arriesgado a veces; a veces, desastroso. Habrá que probarlas controlada y modestamente y una vez comprobada su eficacia, no creer jamás en su infalibilidad.


19. ‑No somos caballeros y por consiguiente somos malos profesionales si, tanto públicamente como en nuestro fuero interno no respetamos el esfuerzo y el trabajo de los demás.


20. ‑Si quieres un enemigo rencoroso, propón a tu compañero tu ideal de profesor.


21. ‑Si escuchas con asiduidad lo que los alumnos quieren, lo que a los alumnos les gusta, puede que termines olvidando lo que les conviene y lo que necesitan.


     22. ‑Lo que los alumnos opinan sobre los profesores, es sólo lo que los alumnos opinan.


23. ‑REACCIONARIO O PROGRESISTA. Son estos, conceptos extraídos del universo de discurso político. En la enseñanza, su uso ha de redefinirse. Si esto no se hace, será imposible acceder a una forma más alta de ser, a una libertad más alta que la que esos conceptos presuponen.


     24. ‑Para destruir el trabajo de tus compañeros dedica cinco minutos de una clase a descubrir ante sus alumnos "los secretos intereses personales que dirigen su actividad". Es una técnica muy eficaz y no importa si esos intereses son reales o inventados por ti.


     25. ‑Un trabajo hecho con placer puede ser también meritorio.


     26.‑No curiosees los cuadernos de los alumnos buscando en ellos retazos de su personalidad. En general esas notas no reflejan nada esencial. Si realmente los quieres conocer, habla con ellos, con sus padres y el resto de sus profesores. De otra forma ellos saben intuitivamente que tu curiosidad se satisface con un poco de exhibicionismo.


     27. ‑Las denostadas clases magistrales son excelentes cuando son magistrales.


     28.‑La ausencia del grano de sal de la estética en las ideas más sublimes, destruye el noventa por ciento de sus interés.


     29.‑A veces la ciencia, el arte, las ideas, nos interesan más que nada por su vertiente educativa. Corremos el peligro, entonces, de aprender para enseñar olvidando la seriedad y el valor que estos asuntos tienen por sí mismos. 


     30. ‑Las ideas tienen toda la belleza que seamos capaces de darles.


     31. ‑La muerte de un alumno nos alecciona trágicamente sobre la inutilidad de nuestro trabajo. No olvidemos sin embargo, que merced a ese trabajo, su vida pudo orientarse a la luz de la muerte.


     32. ‑Cuando un compañero se muere, comprendemos la soledad en la que trabajó y todo lo que alrededor suyo, constituía su vida y condicionaba su personalidad.


     33.‑Revisar un temario oficial con un poco de imaginación es comprender las limitaciones espirituales que nuestros alumnos habrán de padecer en su próximo futuro. "Lo poco que en nuestras aulas aprendieron" suele ser motivo de queja por su parte. Pero no suelen quejarse nunca de las graves deformaciones que adquirieron, porque, por ser suyas, nunca las entenderán como tales deformaciones.


     34.‑ANTIPEDAGOGICO. "Hay que estimular las opiniones particulares de los alumnos para que empiecen a pensar por su cuenta". No está mal... Pero con este tipo de dogmas, lo que con frecuencia se suele estimular es la vanidad de los jóvenes que opinan sobre lo divino y lo humano sin ningún criterio. Se olvida que el juicio original aparece muy tarde, cuando se han asimilado pacientemente las ideas que otros hombres han modelado y que constituyen nuestro patrimonio cultural. Es estúpido plantar la semilla y esperar con la regadera en la mano a que crezca inmediatamente el árbol en la plenitud de sus frutos.


     35.‑LA REVISTA COLEGIAL. Si el mal gusto, la falta de criterio, la escasa lectura, el mal estilo y la torpeza de elaboración de un trabajo escolar se dan a la imprenta con argumentos chatos como: ‑"A los chicos les hace ilusión...", "Hay que estimularlos..." etc., hemos puesto las bases de un fracaso; hemos castrado un ingenio que con trabajo, disciplina y un poco de silencio hubiera podido hacer algo importante en el futuro.


     36. ‑Yo suponía que la estabilidad del profesorado era una garantía de cualquier reforma de la enseñanza, de una mejor calidad. No había reparado en que la muerte tiene su mejor definición en la estabilidad.

   
     37.‑Por mi parte empecé ayer la reforma de la enseñanza. Después de las clases y el cansancio de las clases, dediqué cuatro horas al estudio, sin esperar una mejora de sueldo.


     38. ‑Desearíamos que nuestras clases fueran siempre nuevas, originales... "distintas", como ahora se dice. Lo original en la enseñanza sin embargo, no reside en la novedad de las cosas que enseñamos sino en la capacidad para ver como nuevas todas las viejas conocidas.


     39. ‑Nuestra "honestidad" nos lleva a colocar la verdad sobre nuestros principios sin reflexionar jamás sobre nuestros principios y la solidez de nuestros principios.


     40.‑Uno de los principios de la pedagogía actual, aceptado sin excesiva crítica, es el de que el profesor debe ponerse a la altura de sus alumnos. ¿Qué significa esto? ¿Significa tal vez, que el profesor debe conocer la altura espiritual de cada uno de sus alumnos? ¿Significa además, que debe tener un alma tan elástica que le permita cambiar de altura cada vez que se dirige a uno de ellos? ¡Seamos un poco maliciosos!. ¿No habrá sido entendido desde una perspectiva torpemente juvenilista, que piensa que hay que ganarse la confianza de los alumnos retrocediendo a su puerilidad, su banalidad, su superficialidad y ligereza? Si es así, ¿no convendría cambiar los términos? ¿No debería el profesor tratar de poner a los alumnos a su altura humana, elevándolos a la seriedad del pensamiento y a la sensibilidad más depurada, exigiéndoles autodisciplina y amor al trabajo?... Todo ello, claro, sin renunciar a su juventud.


     41. ‑En nuestra enseñanza echamos de menos la gran música, la gran poesía, la ciencia rigorosa. Pero cuánto más echamos de menos un determinado tipo humano que nos haga elevar los ojos por encima de todo lo cotidiano.


     42.‑Lo que ignoramos colabora también en la tarea educativa. Hay muchas cosas que un hombre cabal debe ignorar.


     43. ‑GRADOS. Enseñar. Enseñar lo que se sabe. Enseñar lo que se es. Enseñar a ser. Enseñar lo que se debe ser. SER a poder ser con olvido de que hay algo que enseñar.


     44.‑Benevolencia significa etimológicamente, querer bien. Se trata de un afecto radicado en la comprensión que, como decía D. Antonio Machado, no es nunca tontería del que todo lo comprende.


     45. ‑Entre los compañeros habría más cordialidad, si no se olvidara que, aunque se trabaja sobre las mismas parcelas nunca se cultivan las mismas plantas y que, por continuar con la metáfora, hay que trabajar procurando no pisar los cultivos de los demás.


     46. ‑LIBROS DE TEXTO. ‑Se trata de algo muy raro y difícil. Podría ser que aún no conozcan la estampa. Si hubiera que definirlos diríamos que son libros totalmente inútiles para el profesor pero muy prácticos para los alumnos. Así pensaba también Machado.


     47. ‑El hombre satisfecho de sí mismo es despreciable. Sobre todo en la enseñanza.


     48. ‑No se ve por qué ser optimista ante el panorama cada vez más deprimente de la enseñanza española. Es natural que sea optimista el ministro de Educación. A nosotros para deprimirnos nos resulta suficiente echar una mirada sobre el hastío de la sala de profesores. Pensamos entonces: ‑¿Para qué molestarse más? Los alumnos ya tienen garantizada estupidez suficiente para ser felices. Los libros de texto de la sala son el periódico y el Boletín Oficial del Estado.


     49.‑Nuestros ideales tienen la misma malicia que esa alumna inteligente y sensible por la que sentimos una especial devoción. Tarde o temprano, nos dejan en ridículo.


     50 ‑Que los alumnos se coloquen en el puesto que quieran dentro del aula puede ser una buena norma para el primer día de clase y para el último. Fuera del aula, la vida los colocará en el sitio que les corresponde.

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