domingo, 12 de diciembre de 2010

Fusiles de madera II...


Llegué a reunir 99 pensamientos desgajados de contexto por lo que podrían llamarse aforismos. Pero no hay que tomarlos en serio. El aforismo es un género difícil que sólo algunos pensadores son capaces de dar forma ejemplar. Estos son ejemplarmente flojos de pensamiento y antiguallas de las aulas, como aquellos fusiles de madera que, en la escuela de mi infancia, se guardaban para ejercitarse "por si la Patria nos necesitara".  ¡Tiene gracia! Hoy siento nostalgia de aquellos fusiles de madera pintada.

     51. ‑Ni las notas de la primera evaluación ni las de la última pueden ser el "Juicio Final" sobre nadie.


     52. ‑De la mayor parte de nuestros compañeros nos separan muchísimas cosas. Habrá que ser especialmente bondadoso con ellos. Con ellos que no tendrán nunca nuestra amistad.


     53. ‑Por muy brillantes que hayan sido no le cuentes a nadie tus oposiciones. Procura guardar silencio en los claustros siempre que no se vulnere la verdad o la justicia. No hagas juicios de valor sobre el trabajo de los demás. No creas que el director el un imbécil aunque tenga que asumir cierto poder. ni un ser excepcional como piensan los que se declaran amigos suyos (de conveniencia), pero colabora en todas las iniciativas que mejoran la calidad de la educación.


    54. ‑Normalmente tu juventud impide que se fijen en ti para ese puesto, pero si llegas a ser nombrado director por el aparato, prepárate para sufrir toda clase de ingratitudes y lucha para que la administración no ensucie demasiado tu acción. Es inevitable que te alcance el desprestigio, pues nunca actuarás a gusto de todos. No uses jamás argumentos administrativos para nada, ni contra nadie.


     55.‑VIAJE DE ESTUDIOS. Nada hay más ajeno a un viaje de estudios que un viaje de estudios. De entrada convendría no dejar que su organización corra por cuenta de una Agencia Turística. Sería bueno además, excluir toda clase de emociones groseras que impiden la contemplación serena de la naturaleza o el arte. Lo mismo que es imposible entregarse al pensamiento o la creación artística tras una copiosa comida, es inútil tras una noche de discoteca, tratar de buscar la fragilidad mágica de la Alhambra, por ejemplo. Por último un viaje de estudios no se hace con "cursos" sino sólo con los alumnos que quieren estudiar y el profesor sabe quiénes son. Si ha de tomar la responsabilidad de llevarlos de viaje conviene que decida él mismo con quien va y con quién no iría nunca.


     56. ‑En las diversas formas educativas de la Iglesia en sus centros privados, hay mucho de estupefaciente. En el profesorado más joven de los centros oficiales hay algunos que tienen la tendencia a combatir la dogmática eclesiástica con la misma pasión de aquel que amó apasionadamente a una mujer y ahora no la puede soportar. Contra la deformidad hay que luchar sin descomponerse; sin deformarse. Pero hay también muchos profesores que poseen ideas estupefacientes sacadas de la política y que las divulgan como curas laicos necesitados de prosélitos. Educar para la política es educar para la mentira más o menos rentable.


     57. ‑A veces el profesor realiza menesteres de serpiente.  Quiere convencer a sus alumnos de que la felicidad está donde está el árbol de la ciencia.


     58. ‑En esta profesión no sólo no es preceptivo ser creyente, sino que tal vez fuera bueno no serlo o por lo menos poseer una fuerte dosis de escepticismo. En todo caso no se debe olvidar que el mito religioso y la religiosidad son la fuente primera de la poesía. Convendría no confundir la institución eclesiástica con la religión. Si tus alumnos son religiosos exígeles pureza en sus convicciones. A esas personas la ciencia solamente las afecta en su inteligencia y asumen sin mucha dificultad las contradicciones que la ciencia plantea a la dogmática. Se trata de un modo atenuado de esquizofrenia.


     59. ‑Pero hay otra razón por la que no conviene que destruyas el mito religioso. Y es que la inteligencia tiene también su origen, más remoto en el mito.


     60. ‑En el terreno de la sexualidad, la destrucción del misterio tiene efectos contraproducentes. Al explicar sus mecanismos tal vez conviniera resaltar la sagrada belleza que encierra esa formidable dimensión humana, y cómo la sexualidad y el estilo de la sexualidad, impregna todas las esferas de la espiritualidad.

    
     61. ‑Hay un terrible refrán español que dice: ‑"Todo se pega menos la hermosura". Es terrible para el profesor que con frecuencia vive al lado de almas hermosas, y terrible para el alumno que con frecuencia resulta una vulgar copia de su maestro.


     62. ‑LOS MANSOS. Siempre hemos tenido angustia frente a los mansos; esos pobres seres que nunca poseerán nada, porque ninguno tiene la fiereza necesaria para alcanzar el conocimiento. Pero están ahí, en la clase, y hay que tener cuidado de ellos. Ni desprecio ni abandono. Necesitan más cuidados que los demás aunque el fracaso escolar sea, en este caso, el destino del profesor.
         

     63. ‑Un alumno defiende apasionadamente nuestras ideas. Pero ¿defiende nuestras ideas o muestra su admiración por nosotros? Otro alumno las ataca con vehemencia... ¿No estará defendiéndose contra lo que de avasallador e impositivo hay en la forma en que transmitimos las ideas? En ambos casos, ¿estamos seguros de seguir un camino adecuado? Como quiera que sea, pasado el tiempo, vemos que en aquel profesor que fuimos faltaba el matiz, lo mismo que en sus alumnos de entonces. La juventud vive de absolutos.


      64 ‑"El bien es la pauta de un esfuerzo"... Es ésta una creencia vulgar porque se supone que todo lo costoso y sólo ello es bueno.


     65. ‑Cuida de no presentar nunca las ideas por su aspecto insólito. Deja ese juego para los divulgadores. Hay profesores de ciencias o de física que tratan de epatar a sus alumnos con los "grandes descubrimientos" que otros han hecho, olvidando que la naturaleza es muda y sus mejores secretos los guarda celosamente.


     66. ‑En el deslumbramiento ponemos la mano sobre los ojos a a modo de visera. ¿Se trata de un gesto de disgusto, de autoprotección o, simplemente de un deseo de seguir contemplando las cosas a pesar de la luz? ¿No nos ocurre lo mismo con determinadas personas?


     67. ‑FINAL DE CURSO. Siempre al final de curso, nos asalta la misma tristeza. En ese momento conocemos a nuestros alumnos. En ese momento sabemos todo lo que deberíamos haber sabido el día antes de comenzar las clases.


     68.‑CIENCIAS O LETRAS. Esto eran dos jorobados que se encontraron en la calle y cada uno se quedó mirando con una sonrisa maligna la joroba del otro.


     69. ‑Un profesor que trata con "familiaridad" a todos sus alumnos, suele recibir de ellos un trato inadecuado. O bien le responde con desconfianza y aún con irritación pues no pueden devolverle la familiaridad, o bien responden con una familiaridad desproporcionada que indica que se colocan indebidamente a su altura.


     70.‑POR PRINCIPIO. No hablar demasiado con compañeros que hablan demasiado de política o de metodología y poco de educación.


     71. ‑Educar para la soledad.


     72.‑Hay una fuerte dosis de idiotez en la expresión "vocación de maestro". Sobre todo cuando se da a entender que se vive sólo para el servicio de los demás, como si uno pudiera instrumentalizarse sin peligrosas consecuencias. "Servir a los demás" sólo puede hacerse desde una vida íntima muy intensa.


     73. ‑También es una idiotez pasarse la juventud preparándose para ser hombre


     74. ‑Daríamos con gusto nuestra anuencia a muchas opiniones, si no vinieran de quien vienen.


     75. ‑Hay profesores que luchan denodadamente por una idea y la consolidación de una idea, sin tener tiempo para reflexionar sobre ella. Así se ponen a salvo de otras preocupaciones.

     76. ‑EDUCACION Y PARTIDO. Aún enseñando bioquímica o matemáticas se es hombre de partido. El atractivo de la ciencia pasa así sutilmente a la ideología que se profesa. ¿No es esto injusto? ¿No se trata de una forma más de proselitismo? Por la misma razón habría que suprimir las clases de religión porque se aureolan de cientifismo que vampirizan a las demás ciencias. Sea dicho esto sin ánimo de herir susceptibilidades, sino con el deseo de que la religión ocupe el lugar que le corresponde; el hogar y la comunidad de los creyentes.


     77.‑Afección y enemistad son principios de conducta de niños y adolescentes también, naturalmente, en el terreno de la inteligencia. Convendría que fueran adquiriendo cierto sentido de la honestidad que les lleve a comprender que no siempre la opinión de sus amigos es la verdadera ni falsa la de sus enemigos por el hecho de ser enemigos.


     78.‑En la formación de la delicadeza de juicio, es un momento importante ése en que se aprende a respetar lo que se ignora. Así mismo es importante el momento en que se adquiere la madurez suficiente para juzgar adecuadamente acerca de lo bello y lo bueno, aunque de esa apreciación puedan surgir molestias sin cuento.


     79.‑Conviene no olvidar que el que pone conocimiento pone dolor. ¿Y por qué, pues, no insistir en esa verdad dura del conocimiento de que el camino del saber es un camino solitario? Naturalmente que esto no contradice esa vieja técnica de trabajo que se llama trabajo en equipo y que suele ser el más solitario de los trabajos.


     80. ‑La necesidad de vacaciones prolongadas es un claro indicio de la brutalidad de los programas escolares.


     81.‑Lo que nos molesta de los profesores más jóvenes es el hecho de que con su gesto, su mirada y su conducta en general, sugieren "el método que HAY que seguir, cuando ya hace mucho tiempo que nosotros lo hemos abandonado convencidos de que no existe UN método sino que son necesarios tantos como alumnos.

    
     82. ‑A veces hay que reprimir el gesto de desprecio que apunta en nosotros ante algún compañero, no porque éste sea despreciable, sino porque, estando cerca de nosotros, ignora lo infinitamente lejos que está de nosotros. Porque estando tan cerca de los muchachos ignora lo lejos que ellos se encuentran de él.


     83. ‑¿Fue Bernard Shaw quien dijo aquello de que el que sabe una cosa la hace y el que no, dice cómo se hace?


84. ‑Lo que mejor conocemos lo ocultamos. Y sin embargo, este saber alcanza eficazmente a los alumnos más atentos. Desconocemos por tanto, cómo actúa el conocimiento sobre nuestro rostro y nuestro gesto. Cuando un alumno perspicaz ha sido guiado a ese saber muy a pesar nuestro, lo descubre como suyo, lo cual no deja de fastidiarnos.

     85. ‑Si un alumno imita nuestras maneras, debemos reprimir un sentimiento que aparece a medio camino entre la cólera y la vergüenza. Este sentimiento es una muestra de que nos ha comprendido en la misma forma en que nosotros nos comprendemos. El asunto se vuelve espinoso cuando la imitación la sentimos como caricatura nuestra.


     86. ‑La obsesión pedagógica de simplificar las cosas puede hacernos olvidar que esas cosas tan sencillas han sido objeto de una búsqueda dificultosa, durante siglos.


     87.‑Cuando en algún terreno alcanzamos una pequeña sabiduría, vanidosamente tendemos a divulgarla enseguida. La alegría del hallazgo nos hace olvidar su provisionalidad.


     88.‑Para aprender el escepticismo más radical, basta con tener que soportar una sola vez el odio de un alumno.


     89.‑La máscara que todo profesor debe llevar sobre el rostro, no siempre es expresión de hipocresía. Con frecuencia, lo es de la tragedia íntima de todo maestro; la máscara elimina los aspectos más personales del dolor.


     90. ‑Muchos cocineros estropean el pastel. Hay institutos que disponen de hasta cien profesores.


     91. ‑El educador no debe temer arrancar el fetichismo de la verdad del alma del alumno, sustituyéndolo por un honesto sentido de lo probable.


     92. ‑LA RUEDA. El alumno que encuentra un buen maestro pronto aprenderá de él muchas virtudes y un vicio: la ingratitud, el vicio que todo maestro ha tenido para con su maestro.


     93. ‑BIENESTAR. Convendría meditar un poco sobre esa noción tan exagerada de "estar bien". Parece una de esas drogas duras de la actualidad que ha alcanzado a envenenar la conducta de muchos maestros. Despierta tal forma de adicción que se llega a la creencia de que justifica cualquier medio, droga o alienación incluidas.


     94. ‑A SU MODO DE VER. Cuando queremos mal a una persona, reducimos sus verdades grandes o pequeñas, arduas o sencillas, a una opinión... cerrando la conversación a modo de exabrupto con un, "Eso es lo que usted se cree".


     95. ‑La infancia es el ámbito de lo sagrado. Como a la zarza ardiente de Moisés, convendría descalzarse para acercarse a ella y no estaría mal andar con pies de plomo.


     96.‑MENDACIDAD. Si en los exámenes no exiges veracidad y delicadeza, sino que permites el engaño de la copia o, por aquello del atractivo de lo prohibido, la estimulas amenazando con persecuciones posteriores al alumno que sea sorprendido, estás favoreciendo la mendacidad. El listillo que consigue engañarte, se cree inteligente y sospechará, no sin razón, que para tener éxito en la vida basta con ser un despabilado; no será necesario saber nada verdaderamente; bastará con simular ese conocimiento.


     97.‑No antepongas nunca el título de funcionario al de maestro, pero no te avergüences de la función. El sueldo fijo aunque mezquino, el horario y su rutina, liberan la inteligencia de la preocupación de muchas cosas concretas y te permite un ocio indispensable para el cultivo propio.


     98. ‑Si vas a dedicar tu vida a la enseñanza, sabe que vas a vivir una pobreza obligada. Aprende por tanto a tener pocas necesidades. Los distintos gobiernos alabarán tu tarea como la más importante de la nación y justificarán tu bajo sueldo diciendo que como compensación tienes más vacaciones que los demás. Las cosas son así desde siempre.


     99. ‑MEDIOS AUDIOVISUALES. No está mal su uso siempre que no se caiga en el fetichismo. En este terreno tampoco conviene ser tan intransigente como aquel viejo y malvado profesor que sólo reconocía dos medios audiovisuales: el grito y el garrote.

1 comentario:

  1. Jó! Nos hemos leído las 99, el Ministerio debería colgarlo en su web...

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