domingo, 27 de marzo de 2011

Mendigo de izquierdas(2º acto)


Picojón es la picazón que se te pone en semejante parte. Yo me rasco sin miramiento porque estas tías me dan alergia y no puedo poner la cara de panoli que pone el Cayo. El Cayo dice cosas muy graciosas: que si pedirlo es mejor que robarlo, que si el aborto de la niña, que si no tienen ni butano lo cual que algunas beatas se llenan de felicidad cuando pone cara de mongolazo y sacan ostentosamente una moneda de un euro y se la ponen en las manos que las junta como si estuviese rezando. Y luego me mira de reojo: ‑Gilipollas que no sabes pedir. Y yo digo: ‑Cayo desgraciado que te han quitado hasta el LA de tu nombre. Hay que pedir con dignidad y si te lo dan que te lo den pero que no te babeen con la compasión que eso no hay quien lo aguante. Yo tiendo el culo de la litrona de cocacola y si cae algo digo en voz baja: ‑ ¡Que Lenin se lo page, camarada! A mí siempre me ha gustado el dinero limpio aunque sea poco. Me acuer­do de la ensalada de leches que me dieron hasta que confesé que recibía oro de Moscú. ji, ji. Oro de lo que cagó el moro. Se lo gastó el partido en vodka. Y en las "primeras" pegué todos los cartelones de Felipe que quedaba tieso con un solo escobazo de cola y vaya cola que ha traído todo, que ahora les correría a escobazos a él y a Solchaga. No hay justicia, y menos con un mi­litante. Así que ni arte tengo para pedir que todo tiene su aquello. Ahora, hay otros peores que Cayo, que es un mendigo discursero, de esos que te meten un discurso en el tren que te joroban el viaje entero. Hay un portugués en Ordoño que se pone de rodillas con un letrero que dice: Tengo ambre que se come hasta la hache y eso no es mendicidad sino terrorismo. Y luego están los chavalones de la flauta dulce que si la tocaran con el culo sona­ría mejor, la madre que los parió marranos que están en edad de trabajar maricones. Y la señora que va por la cafetería y pide que está enferma y si no le dan se cabrea y de un tufazo a Cariñena que tumba. Y luego las gitanas que peinan León señorito deme pa leche pal niño y otro que te asalta en Ordoño y te pide para viajar a un pueblo de Galicia y hasta un camionero holandés que dice que necesita para cenar que mañana le manda dinero la compañía de transportes. Y lo pide con un español como muy británico. A mí todos me han pedido y yo doy la vuelta a los bolsillos y me vengo a los agustinos rascándome la entrepierna que estas beatas de las pieles me dan alergia. Y saco el culo negro de la litrona porque no me gusta tender la mano y si me dan me dan, y si no, ya buscaré por el Instituto que los cabrones de los chavales suelen tirar los bocadillos sin tocarlos. ¡El cuarenta y uno tenía que volver! Yo para el discursito y poner cara de gilipollas, no valgo y no lo haría aunque me lo pidiera el mismo Lenín. La dignidad ante todo. Unas pataditas en el suelo que hace frío moscovita y el cura dale que dale que si celebramos esto y lo otro. ¡Corta el rollo, tio centollo! y deje salir a la gente que suelen dar algo más que a la entrada y con el barullo ni se fijan en la cara de vinagre que pongo cuando echan algo. Me iría a la puerta del Bingo, pero un hombre como yo con esta trayectoria antiburguesa no puede caer tan bajo. Yo pido por solidaridad con la madre Rusia. ¡Viva Lenín! ¡Abajo el clero!

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