miércoles, 6 de junio de 2012


Locus amoenus
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Lees en Adorno:  "La belleza natural es la huella que deja lo no idéntico en las cosas presididas por la dura ley de la absoluta identidad". A=A  Esta piedra es igual a sí misma. Este árbol es igual a sí mismo. Hasta aquí, el gesto inmutable de Parménides de Elea. Pero este atardecer... El propio verbo lleva consigo el cambio, el transcurrir. Ríe Heráclito de Éfeso. Y la belleza es la huella que va dejando la luz de lo no idéntico sobre las cosas sometidas a la ley de la identidad. Eres, pero no eres: pareces. No hay cosa más tonta que un filósofo que se mete en su despacho para pensar la belleza. Por eso, porque yo no sé ni papa de filosofía, me senté en el prado "de flores esmaltado" esperando a que de la mar surgiera una gran vieira y de ella saliera el pie divino de la primavera y subiera a mi prado a sembrar más flores. Tampoco este año se dejó ver. Quizá sembró de noche. Quizá viene diluída en el aire transparente. Veremos el año que viene.

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