miércoles, 6 de junio de 2012

Transitividad

He mirado y remirado esta imagen familiar pero única y se me ha hecho claro lo que resulta imposible: la unión de lo finito y lo infinito. Tampoco encontré la tautología que dice que dos magnitudes iguales a una tercera son iguales entre sí, porque miré dentro por ver si sorprendía la tercera que iguala a las otras dos y no la encontré. Así que dejé tranquila mi alma, dejé de escarbar en ella y me quedé mirando las dos más hermosas, embobado. Seguramente un buda hubiera aplaudido mi conducta pues en la contemplación descubrí sombras de ángeles sobre la blancura de una nube. Mi esposa me despertó y me dijo: -Tienes una alma barroca.

6 comentarios:

  1. Yo diría, mística.

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  2. Que bueno y que grande eres, amigo mío.

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    1. Amigo, no soy ni tan bueno, ni tan grande como tu generosidad.
      Mas, volviendo a la cuestión. Podemos, como acertadamente hizo tu esposa, interpretar tu visión de ángeles, auras y nubes, en clave barroca. Pero la sentida fusión de finitud e infinitud que experimentas trasciende la forma, conduce a esa búsqueda “ciega” (mística) por encontrar en las cosas la parte que nos obligue a amarlas.
      Al igual que de la luz los ojos no tienen más que el reflejo, toda vida profunda está, como lo está la tuya, grávida de imposible.

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  3. Así "mirado", me propones aporías que no sabría resolver y que los pintores, sobre todo los que habéis superado la figuración tenéis galanamente resueltas. Allí donde la belleza impone el amor y este, perdiendo la libertad alcanza la Libertad, parece que sucede ese estado místico que supera la realidad concreta y sus apariciones para el ojo que mira.
    Pero allí no se encuentra la palabra que traduzca. Allí anda, quizá, eso que llamas imposible y que debieron de intuir todos los románticos. Quizá la abstracción sea el último y más sagrado romanticismo. Allí aparece el cáncamo/interrogación que subyace o sobrevuela el mundo. Y eso: allí, la palabra es inútil. ¡Digo yo, pero no estoy seguro!

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    1. Permíteme una matización: ningún pintor, y por supuesto yo tampoco, admitiría "haber superado la figuración". En el campo de la ciencia sí, los logros pretéritos son superados por los presentes, existe, pues, un progreso, una superación: Copérnico demuestra que Ptolomeo estaba equivocado. Einstein hace lo propio con Galileo, etc. Pero, eso no sucede en el atemporal ámbito del arte. Los bisontes de Altamira, las Meninas de Velázquez, El Grito de Munch o La Fontaine de Duchamp, no "compiten" entre sí, sino todo lo contrario.
      (Ah, yo tampoco estoy seguro de nada, me aferro al "cáncamo" como el explorador a la brújula).

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  4. Superación la entendía yo sin el "súper" que parece dar “preeminencia” y que en arte no tiene sentido, como bien sugieres. En arte, -me parece-, superación sólo la hay en el individuo-creador. El artista se supera a sí mismo, cuando su forma y su técnica alcanzan su más alta perfección. Y en la ciencia me parece que ocurre lo mismo. Einstein no supera: da una explicación más abarcadora, más potente, más consistente y con menos paradojas latentes en la teoría. Para la astrofísica la teoría de Galileo no alcanza a explicar tanto como la de Einstein, pero para este suelo que se mueve, la de Galileo es más fácil, suficiente y clara. En cuanto al "ambito atemporal del arte" no sé qué quieres decir. Me parece que el artista fuera de su tiempo deja de ser artista y el tiempo o la temporalidad que el artista vive es lo que se encarna en la obra. Naturalmente que no pueden competir entre sí las obras, ni los artistas; como que son singulares y sobre la singularidad no hay posibilidad de comparación. El tiempo... coloca a las obras artísticas una tras otra y a eso lo llamamos historia del alma que se manifiesta en formas. En ese sentido entiendo que las obras se sobrepasan, unas a otras solapándose y superponiéndose pero siempre incomparables.
    Desde que disfruto de ese cáncamo yo también me aferro a él como un explorador pero sin brújula.
    Como quiera que sea es posible comparar dos artistas por el grado de perfección técnica y completitud de mundo reflejado. Eso sí. Y a la excelencia que alcancen la llamamos para entendernos, grandeza. Grandeza es un término que sí permite establecer comparaciones… porque Velázquez es "superior" a mi amiga Conchita que al jubilarse ha aprendido a pintar. Pero hablamos, creo de cosas distintas.

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