miércoles, 19 de diciembre de 2012

Desadecuación del nombre



Habla con su perro y le basta un gesto para que el este salga flechado a reconducir las ovejas que se desmadran. Dícenle Caín, pero se llama Amalio y no hay nada de Caín ni en su figura ni en su conducta. Le he dicho: ¡Espera que quiero hacerte inmortal! Y, aunque no tengo certeza de que me entendiese, se ha vuelto a la cámara y ha sonreído. ¿Dónde se encuentra un Caín con una sonrisa en los labios? Por los montes de Olleros lo encontrarás, pero habrá que cuidarlo porque ya quedan pocos que gasten su vida en vigilar un rebaño. Amalio da un silbido y el pálido rebaño levanta unánime la cabeza de la hierba montesina. Se conocen y, si no fuera suponer demasiado, se diría que fluye entre ellos una corriente de afecto y entendimiento.

5 comentarios:

  1. Jó! Pero que perruchi más majo, seguro que me lo pasaría estupendamente jugando con él... Y dice mamy que seguro que es muchñisimo más ovediente que yo...

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  2. Sí que lo es, Babuni. Un silbidito basta. Pero corre a las obejas (ovejas) con cierto ahínco aunque sea por mandato. Eso tampoco no me gusta. Besos.

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  3. Madre del amor hermoso!! Y ahora que lo pensamos ¿¿ese hombre va así, a pecho descubierto, en pleno diciembre en medio de esos parajes gélidos donde Vd. vió la luz????

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  4. El perrito lleva la señal de buen tiempo en la lengua, Babuni. Tú como sales poquito ni te enteras. Mami solo te saca en los días buenos buenos. En los demás, la calle entera que espera verte corretear no encuentra más que tu sombra alegre y tu recuerdo en algunas esquinas.Algunos perritos preguntan por ti en las farolas... pero nada. Besossss!

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