martes, 15 de febrero de 2011

Voces erráticas

1.  Abusa Ud. del lenguaje. Eso no quiere decir nada.
Este es de los que quieren NADAr y guardar la ropa.
No quiero saber nada de ti
Nada, chico. Habrá que tomar medidas...
Gracias... De nada.
Lo siento. No hemos podido hacer nada.
Nada de lo que vivimos fue verdad, ¿verdad, Lolita?
¿Qué quieres tomar?  Nada, gracias.
No tengo ganas de nada, ni de morirme por el esfuerzo que  supone.
“Nada que siendo, es poco, y será nada, en poco tiempo que  ambiciosa, olvida"(Quevedo)
Nada más llegar yo, se estropeó la fiesta.
La nada nadea. (Heidegger)
 Observemos que el único horizonte de nuestra vida es nues­tro lenguaje y no sólo que hay miles de frases posibles en las que la nada y la negación son componentes esenciales sino que, además, cada aserto afirmativo tiene su negación. Es decir nues­tra vida es NADA en mucho más de un cincuenta por ciento.
Nada me aburre tanto como esta idea.

2.  Es como para desesperarse. Cuando reclamo mis derechos, los compañeros me miran  en silencio y leo en su cara lo que piensan:     
No son sus derechos, sino privilegios.
 En cambio cuando ellos vocean sus derechos son siempre derechos.

 3. Una prima mía, que descubrió tarde los "libros santos" a través de esos infatigables y divertidos voceros que son los Testigos de Jehová, se convirtió rápidamente en predicadora y yo procuraba escucharla amablemente. Con el fin de acabar con algu­nos reparos que yo ponía a la inspiración divina de esos libros, me dijo: -Mira, primo, no le des más vueltas; Las palabras de la Biblia son verdad porque son palabra de Dios
Y tú ¿por qué lo sabes?, pregunté con más dudas que nunca.
Porque lo dice la Biblia, y si no, mira las profecías.
Este tipo de hechos ilustra mucho sobre la forma en que el cristiano necesita creer contra toda razón.

 4. Cualquiera está dispuesto a reconocerlo todo menos su propia tontería por aquello de que el sentido común es lo mejor reparti­do entre los hombres, que decía el Cartesio. En una ocasión escu­ché este diálogo entre colegas.
     El esclavo griego vivía "mejor" que el obrero actual.
     Es posible, pero no dejaba de ser un esclavo.

5. Desconfiar, no sólo de los políticos, sino sobre todo de los que no tienen otro tema de conversación que las "hazañas" de los políticos. Lavarse las manos después de tocar esos asuntos.

6. En este país, los curas han renunciado al canto de las horas y con los jóvenes fieles (fidelidad coyuntural la de los jóvenes en continuo cambio), cantan, bailan, tocan la guitarra y frecuen­tan las discotecas. El "santo" que se alejaba del mundo para encontrar a Dios, pretende ahora encontrar a Dios en el mundo... justo donde no puede estar su reino. Así han llegado a convertir­se en la buena conciencia de la juventud más aproblemática, la juventud sin alma. ¡Ridículo! El buscador de la verdad colaboran­do en la gran mentira, la alienación.

7.  Escuché el poema de un amigo. No hubo más remedio. Era como ese calor estival que obliga a las ovejas a esconder su testuz unas bajo el vientre de las otras. Pero me vengué leyéndole a mi vez uno mío. El que a verso mata a verso muere.

8. Puestos a elegir yo prefiero que Dios no exista.  Soportarme a mi mismo tantos y tantos años ya es un fastidio más que regu­lar. Soportarme eternamente en el cielo o en el infierno, es demasiado. Soportar a los demás por toda la eternidad es un postre excesivo para una comida excesivamente copiosa.

9. Más barato. Mayor comodidad a menor precio. Conseguir mucho por poco dinero para tener más dinero para adquirir mucho más. Eterna rueda de la estupidez del consumo como fin de la vida. Pero el sabio necesita menos cada día por afirmación de beatitud.

10. La grandeza del pasado es un enigma porque, de ella, no nos llega más que lo externo. Se nos ha perdido la constelación de relaciones que le daba sentido desde el interior. Digo esto ante la Catedral de León cuyo enigma lo era ya para los hombres que la vieron elevarse. Digo ante un grupo de alumnos que surgen de su pasado como un enigma con patas y se dispersan en Junio empujados por todos los vientos de la rosa.

1 comentario:

  1. "Nada" "Dios" "siempre" e incluso "algo", son términos excesivos. Pero ¿acaso la existencia misma no lo es?

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