domingo, 31 de julio de 2011

El lugar exacto de la crisis

En Zorba hay una secuencia preciosa que podría ser la imagen exacta de lo que deja esta legislatura ya prácticamente amortizada. Es el momento en que la estructura de madera por la que deberían bajar los troncos de madera para entibar la mina se derrumba estrepitosamente y Zorba suelta una carcajada y exclama: “¡Jefe. Qué desastre más espléndido!” Por desgracia no tenemos la alegría de Zorba.
Durante siete años la vida se levantó sobre presupuestos inconsistentes donde la impresión primera se prefería al análisis sesudo. La falta de un programa cauteloso de moderación y esfuerzo se sustituyó por la euforia de una bonanza económica que como la estructura de Zorba crujía cuando se la sometía al menor análisis. Prudente fuera no gastar más de lo que se ingresaba ni endeudarse más allá de un límite asumible. Todos sabían que el gigante crecía sobre pies de barro y que la burbuja inmobiliaria se hallaba envuelta en otra de alambres espinosos, pero la inmediatez del éxito, la agilidad del dinero, la euforia del nuevo rico, la seducción de lo fácil, la abundancia del papel dinero, la fascinación del preludio, la prodigalidad de las subvenciones y finalmente la falta de previsión de consecuencias, dejó sin resortes a una sociedad “alegre y confiada” y sin un plan B a un gobierno que parece carecer de conciencia de lo que es un Estado y de la necesidad de afianzar los cimientos sobre los que habría de asentarse.
La falta de cimientos se percibe en una mirada objetiva sobre la educación; una mirada apartada de la vana creencia de que una vez parida la ley, no se necesitan evaluaciones meticulosas para ver si el edificio cruje o está bien fundamentado. La ley que se llamó “Estrella” y que nos ha estrellado, ha hecho aguas por todas partes y ha conseguido lo contrario de lo que su excelso preámbulo prometía: ha colaborado con los medios de comunicación de masas en el embrutecimiento general del estudiantado. El estudiante en general, se ha olvidado del esfuerzo y de la propia excelencia humana e intelectual que debería ser el más bello objetivo de su vida. Y tiene que ser la denostada derecha la que reivindica una cultura del esfuerzo y la excelencia porque una izquierda demagógica tiene miedo de la palabra elite. El barco se escoraba peligrosamente y movía su proa hacia horizontes no previstos, desde la época del imponderable Marchesi.
La vanidad en el poder, es desgraciadamente cegadora. ¿Cuánto gustan los políticos de cantores de su propia excelencia? Aquí la frivolidad y el desparpajo de la mediocridad alcanzan cotas difícilmente superables. Cuando la ideología política  financia el arte, lo corrompe y en los artistas afines aparece el mismo espíritu que movía las exhibiciones con que se adulaba en el Bernabeu al Caudillo con la  simpleza de los frutos culturales del caudillaje: la ingenuidad de las exhibiciones escenificaba el concepto de cultura que tenía el gobierno de turno aun lleno de brillantes inteligencias. Nuestros cantantes, nuestros realizadores, nuestros escritores en el “candelabro”, nuestros calatravas y almodóvares, hay que decirlo de una vez, son el paralelo de la música que acompañaba las evoluciones y bailes del denostado “movimiento”. Y la voracidad de la SGAE, no es más que un síntoma de la mediocridad de algunos autores allí representados y que llevan la voz cantante y mando en plaza.

Me complace pensar que los mejores jóvenes de nuestra miseria universitaria se abrirán paso huyendo de Bolonia hacia cursos de excelencia en otros países. Quiera el hado que regresen para ver de sustituir la tripulación del barco del Estado si este no se va a pique como parece que amenaza. La excelencia, en fin, fue proscrita tanto del profesorado como del estudiantado
¿Y qué pasa en el gobierno cuando la mediocridad se acompaña de picardía? Entonces el país entero es el escenario de una comedia de pícaros, marcas y rufianes dispuestos a dar cuenta de todo lo que debería salvaguardarse. Aparece el pícaro dadivoso con sus amiguetes que regala puestos y subvenciones a troche y a moche y compra estómagos con el dinero de los impuestos donde tanta sangre vierten los más desvalidos. Aparece el hombre de partido con escasa escolaridad que nunca soñara que su falta de estudios sólidos sería tan bien pagada con un puesto-bicoca de ministro, subdirector, secretario, diputado o alcalde. Aparece el hijo, la hija, el cuñado y el primo, con garantías para logreros, y bufete de recaudación juntito a las oficinas del señor Consejero. Aparecen marcas y soldados fanfarrones, voceros sindicalistas, con amenazas cínicas que se gritan en la prensa mientras sonríen y hacen guiños al poder ante quien doblan la rodilla por mor de las subvenciones. Aparecen empresas oficiales parasitarias que burlan los mecanismos de selección del funcionariado y se agarran a las alforjas de la hacienda pública como garrapatas de succión que no de gestión. Aparecen ejecutivos de todo tipo que en un santiamén ejecutan buena parte del erario bancario, empresarial o estatal. Y aparecen políticos milagreros, capaces de multiplicar sus bienes en un pispás y de atar corto a la justicia. Aparecen reivindicaciones separatistas que reclaman su parcela de independencia cada vez mayor aprovechando la debilidad del Estado (“Nunca recibí tanto por tan poco”). Aparecen parlamentarios de mesa, café, copa y novia que aprovechan su estancia en Madrid para el paripé parlamentario y para echar al aire todas las canas… porque muchos de ellos rondan la edad del depravado que llamamos viejo verde. Y el parlamento es el escenario de la teatralidad donde se habla pero no se escucha o donde ni se escucha ni se habla pero se bosteza; donde el trabajo de apretar un botón recibe un sueldazo; donde la denuncia y la verdad que requieren mesura se dan a gritos y se contestan con la descalificación personal o del grupo. Y la deuda crece y el gasto no se compadece con auténticas necesidades de un pueblo asustado por el paro, pero donde un 25% cobra paro fraudulentamente.
El efecto “mediocridad” es pavoroso en los “media”; la información importante se junta con la banal, muchísimo más abundante e “importante”. Se vende como intimidad el erotismo sórdido, la miseria moral, la necedad descarnada, la pornografía de bajo perfil y la cochambre de pensamiento degenerado; la expresión y gestual de una analfabeta, nombrada “princesa del pueblo”. Y se vive en la apariencia, en el “como si”, con la tranquilidad cretina de quien cierra los ojos para no ver el peligro. Como dice un pensador alemán: El mundo está al borde del abismo pero la señora de la limpieza viene dos veces por semana. Porque, en efecto, nos quedamos tranquilos con la pequeña cuota de lo que llamamos bienestar y no es más que facilidad de consumo provisional. Y arriba, en la cumbre de la democracia, el nuevo dios de una época sin Dios: el joder político que se trifurca en joder legislativo, joder judicial y joder ejecutivo, como dice un querido escritor sudamericano. EL PODER. ¿Pesimismo como consecuencia? ¿Nos merecemos lo que tenemos? De merecimientos no hay que hablar sin volver al sistema educativo de cuyos males ya hemos hablado.
Ah, se me olvidaba. Hay dos palabras talismán de políticos de corto alcance: crisis y sostenible. La frase indecente de la impotencia que se escucha por todas partes: “la culpa la tiene la crisis”. Y así un pueblo atontado por los media comprende como causa lo que es el resultado de indecentes conductas sostenidas y a lo que parece,“sostenibles” ji,ji. 

3 comentarios:

  1. Ay que cansancio... claro que leer un blog no es leer literatura, verdad?. Esto no pretende ser literatura- que bien dijo algun profesor que conoci que bajaba mucho de calidad cuando se politizaba. Ay ay- cuantas cosas por lamentar, por quejarse, mas aun en el hacer politico, en el triste hacer politico local de Leon, tan pulcra ella, tan bien llevaba casi todos los ultimos 45 años?, tan bien encarrriladas las redes de familias y amigos que repartieron y reparten los fondos publicos. Que raro se me hace, recuerdo que han sido las gentes de a pie - no las honorables dinastias del poder de Leon, las que levantaron algunos banales?, cambios en esta regioncilla del mundo. Ecologistas?, hay pobres feministas vapuleadas, asociaciones de apoyo a mujeres y niños victimas de la violencia sexual, los gays y las lesbianas, y los jovenes que crearon cursos de verano para compartir con los niños los secretos del campo, y de las ruinas, y de los viejos oficios yyyy ..zarandajas, por no decir nada mas...

    pero bueno, digamos que todo va mal de mal a peor, que por siempre jamas el lamento siga..
    hasta que ruede, a la desnuda vida creciente de la nada

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  2. ¡Perplejidad, mi querido amigo!
    No hay en la denuncia ningún lamento ni, claro, literatura. Soy demasiado viejo para lamentar nada. Y demasiado bueno para falsear nada con convenciones literarias. Pero sí. La nada crece (si eso es posible al menos metafóricamente)y se vuelve vida, o malestar creciente que es la condena de la vida: crecer hacia la nada. Escribes muy bien, amigo, pero he de hacer esfuerzo por causa de acentos y puntuación. Cuídalo. ¿Te has planteado escribir dentro de algún género? Podrías dar mucho. En todo caso gracias por leerme y por tu ironía crítica. Y un abrazo. ("A fugitivas sombras doy abrazos")

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  3. Magnífica respuesta, pero sospecho que, desgraciadamente, el cansado anónimo no sabrá disfrutarla en "profundidad".

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