viernes, 1 de julio de 2011

Soneto a la manera antigua

A Mateo porque Rosalía –su madre- le regaló un reloj,
previniéndole sobre la fugacidad de todo menos del amor.
Cuando siento en mi pulso tu latido,
una luz por mis venas se derrama,
y es mi brazo la flor de la retama
en un tictac de prado florecido.

Un otoño de cielo amanecido
entra con tu voz por mi ventana
y tu amor es la esfera que reclama
presencia contra el agua del olvido.

Vine a tus brazos y me diste el tiempo[1]
y fue feliz el tiempo entre tus brazos.
Ahora en mi muñeca pulsa el cielo

que abriste ante mis ojos y el desvelo
que el reloj me señala con sus trazos.
Y tú vives en mí, signo del viento[2].

Tercetos Variante 1.

En tus tiernos brazos aprendí todo
cuanto puede aprenderse en unos brazos.
Agora[3] en  mi muñeca pulsa el cielo.

Cántaro frágil soy, ardido lodo:
al lodo he de volver hecho pedazos.
Más llegaré a tu vuelo en sólo un vuelo.


Tercetos Variante 2.

Vine a tus brazos y en mi brazo siento
cuánto es el gozo santo de unos brazos.
Pulsa en mi pulso insomne tu desvelo

y el reloj me señala un nuevo cielo.
Soy un pobre botijo hecho pedazos
más tú vives en mí, signo del viento.



[1] N.E. Ver variantes de los tercetos. En ellas puede reconocerse la influencia del poeta Mateo Bautista.
[2] N.E. Refiérese naturalmente al Viento (ánemos) que sopló en Pentecostés según Los Hechos de los A.
[3] Agora es palabra medieval y áurea de rancio sabor popular.

No hay comentarios:

Publicar un comentario