lunes, 8 de agosto de 2011

Alma de bolero


Qué desgraciado soy! Si sigo por este camino hasta mi mujer descubrirá que soy un imbécil. Desde la adolescencia hasta hoy, todo ha sido un progreso en el camino del sentimentalismo. Soy un sentimental, feo y hasta católico aunque menos que Valle. Llevo un tiempo descubriendo los boleros que llenaron de emociones los días de mi adolescencia. Ju, ju. Mi adolescencia transcurrió entre motetes y boleros. (Ana Cristina se reía cuando le dije que tenía alma de bolero). Mi educación sentimental fue un desastre. Pero no lo puedo remediar. Otros salen tuertos o cojos o babosos o legañosos. Y si encima son sentimentales pues fíjate, amigo lector.
Estos días me enganchó un bolero que me ha llenado la cabeza de paisajes de mi adolescencia y juventud que, por muy desastrosas que fuesen, (¡santo cieno, nací en el 42; tres años antes de las bombas atómicas que redujeron a ceniza y sagrado cieno radiactivo las dos ciudades japonesas!) están embellecidas por la nostalgia del nido. Y a pesar de mi pesi-mismo misma-mente voy a hacer un elogio del mismo, digo del bolero. Se trata de un antiguo bolero de Genaro Salinas, aquella voz de oro salida de Méjico, y truncada en Venezuela por la policía asesina del dictador, en plena juventud aunque en un bache de su popularidad y economía. “Mis noches sin ti”. Ya ves qué poca cosa de título. Un posesivo, un nombre, una negación y un pronombre casi sin entidad. Te la copio porque está tan llena de melancolía que me gustaría que te traspasara, -ya sabes que la melancolía es una vaga tristeza por la pérdida de algo, que no se sabe que es, pero que-… Bah. Tonterías de definición. Don Quijote es un tipo melancólico y nostálgico de la Belleza, el Amor y la Caballería perdidas. Con eso te lo digo todo. Te la copio ¿eh?
Sufro al pensar que el destino logró separarnos,
guardo tan bellos recuerdos, que no olvidaré,
sueños que juntos forjaron tu alma y la mía
en las horas de dicha infinita,
que añoro en mi canto y no han de volver
Mi corazón en tinieblas te busca con ansia.
Rezo tu nombre pidiendo que vuelvas a mí,
porque sin ti ya ni el sol ilumina mis días,
y el llegar la aurora me encuentro llorando
mis noches sin ti.
Hoy, que en mi vida tan sólo queda tu recuerdo,
siento en mis labios tus besos que saben a miel.
Tu cabellera sedosa acaricio en mis sueños
y me estrechan tus  brazos amantes,
al arrullo suave del amor de ayer.
Mi corazón en tinieblas… Etc.
Esa es la letra. Con romanticismo indio que casi toca lo cursi. ¿Pero qué ocurre con la música de Demetrio Ortíz el compositor de Piperebuí, en el Paraguay? ¡Sí, hombre, sí que lo conoces! Fue el creador de una canción inmortal que se titulaba “Recuerdos de Ypacaraí”, una canción más conocida que la ruda e interpretada millones de veces por miles de conjuntos de la época. (Si quieres oír una interpretación difícilmente superable, escucha la versión de  Caetano Veloso).
Mis noches sin ti en la voz de Genaro Salinas alcanza una altura emocional formidable. Porque también la interpreta Nino Bravo, pero Nino Bravo de tan hermosa voz, está muy lejos del alma guaraní y de la melancolía india. En cambio ese mejicano, Genaro Salinas ha dado en el mediastino de la nostalgia. No te entretengo más, amigo. Pica en Google, escribe “Genaro Salinas Mis noches sin ti” y si no te emociona la canción… ji, ji, o no has perdido un amor soñado o no tienes alma de bolero o a lo mejor careces de esa potencia romántica que profundiza en la infinitud de las emociones. Y eso es grave, ¿sabes? Bueno. Tampoco me hagas demasiado caso, porque mi sentimentalismo, con los años se vuelve tontería de pedagogo o pedabobo, no sé.

2 comentarios:

  1. Hermosa canción...¡Pero con veintitrés no puedo tener alma de bolero!

    Marcos.

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  2. Amigo Marcos. Si la encuentras hermosa, si su nostalgia te afecta no es porque la nostalgia venga de fuera sino que por ser cosa del alma la llevas dentro y se despierta con unas notas musicales. Cuídala si ves que da sentido, si te habla de una utopía que te gustaría trabajar. Un abrazo.

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