sábado, 24 de diciembre de 2011

Di Stefano

Este nombre evoca sin duda días de futbol para muchos. A mí me llena de nostalgia. Se trata de Giuseppe di Stefano aquella voz italiana que llenaba de sonoridades todos los rincones secretos del alma. Le llamaban Pippo y la calidez de su voz no tenía parangón. Hace días que me viene constantemente su voz en una canción napolitana: Amore’ngrato. Te la copio, amigo. Quizá está llena de aspaviento emocional. Ya sabes lo efusivos que son los italianos a veces.

Catari, Catari, pecche me dice sti parole amare,
Pecche me parle e 'o core me turmiente, Catari?
Nun te scurda ca t'aggio date 'o core, Catari,
Nun te scurda!

Catari, Catari, che vene a dicere stu parla ca me da spaseme?
Tu nun'nce pienze a stu dulore mio,
Tu nun'nce pienze, tu nun te ne cure.

Core, core, 'ngrato,
T'aie pigliato 'a vita mia,
Tutt'e passato e
Nun'nce pienze chiu!

Catarí, Catarí...tu nun 'o ssai ca fino e 'int'a na chiesa
io só' trasuto e aggiu pregato a Dio, Catarí.
E ll'aggio ditto pure a 'o cunfessore:
"Stó' a suffrí pe' chella llá...

Stó' a suffrí, stó' a suffrí nun se pò credere...
stó' a suffrí tutte li strazie!"
E 'o cunfessore, ch'è perzona santa,
mm'ha ditto: "Figliu mio
lássala stá, lássala stá!..."

Es napolitano. El dialecto que, como el andaluz, desgasta, sincopa y aglutina las palabras de manera desconcertante y las llena de pasión. Te pongo una traducción que me gusta y que he hecho aprovechando otras. No estoy seguro de su precisión por mi pobre nivel de italiano, pero la ambigüedad es también una forma de belleza romántica.
Catari, Catari, ¿por qué me dices esas amargas palabras,
Por qué me hablas así y atormentas mi corazón, Catari?
No olvides que te lo he dado, Catari,
No lo olvides.
Catari, Catarí ¿qué me dicen estas palabras que llenan de dolor?
Tú no piensas en este dolor mío,
Tú no lo piensas. A ti no te preocupa.
Corazón, corazón ingrato,
Te has llevado mi vida…
Todo ha pasado, no lo pienses más.
Catari, Catari, tú no sabes que acabo de entrar en la iglesia
Y le he rezado a Dios, Catari…
Y le he dicho incluso al confesor:
-Estoy sufriendo, sufriendo hasta lo increíble,
Todas las desgracias estoy sufriendo.
Y el confesor, que una persona santa,
Me ha dicho: -Abandona, hijo mío, abandona.
Corazón ingrato…
¡Catalina!  ¡Catari!
Viena 1968. Es la versión más hermosa a mi juicio, con un poquito de sobreactuación o de efectismo que la hacen más íntima y meditativa. Como si el dolor meditado fuese más intenso pero generara como alivio cierto estoicismo que lo pusiera en el límite de lo soportable. La contención de la voz le da pasión tierna. No me imagino la perplejidad y el esfuerzo del pianista para seguir esa voz que se detiene, que se para casi, o se abandona en toda su fuerza de evocación.
Adorable Di Stefano, desaparecido hace casi cuatro años.
Este Core’ngrato queda sin embargo, en el recuerdo emocionante de muchos. La obrita genial de Salvatore Cardillo ha sido interpretada por M.Lanza, Carusso, Domingo, Carreras, Pavarotti que tanto admiró a Di Stefano, pero nadie como el propio Di Stefano alcanza lo sublime. Catari, Catari.  Catalina. Amor desesperado a la italiana. 

2 comentarios:

  1. Sin embargo, la versión más napolitana y, por lo tanto, más hermosa de "Core 'ngrato" es la de SERGIO BRUNI, sobre todo cuando la interpreta en Avanti (Billy Wilder), con esa pasión arrebatadoramente hortera.
    Abrazotazos, maestro.

    ResponderEliminar
  2. No la recordaba. La he buscado en internet y es, en efecto, muy hermosa. La voz de Bruni, está muy cerca de lo voluntariamente empalagoso. Me parece que en Avanti sólo hay una partecita que interpreta la orquestilla del hotel. ¿Es el propio Bruni quien canta?
    El sentido práctico del napolitano contradice la pasión romántica que pone en su voz y me distancia un poco. Di Stefano, más técnico, me gusta más y Pavorotti impresiona demasiado con la versatilidad de su voz y su potencia bien controlada. Gracias por recordarme Avanti. Un amigo me copiará esa película que he visto con él (creo) el verano pasado. ¡Genial Wilder!

    ResponderEliminar