martes, 6 de diciembre de 2011

Doña Leire y el Arte de lo Posible.

Doume a tudos os diaños…Creo que se dice así en gallego, pero no me hagan caso.
Maldigo de todas las tertulias y mira que he sido profesor durante años y años, hasta el punto de que cuando nací mi padre me levantó en brazos hasta la bombilla de sesenta vatios permitida por León Industrial y le dijo a mi madre. ¡Ecce professor! –ji, ji. (mi padre estudió en el seminario.) Repetición es la clave. Enseñar es repetir. -¡A ver, Martínez, repita lo que acabo de decir… toma y toma para que aprendas a repetir, repetir, burro, burro!
He tenido gastritis estos días y yo creo que me la ha producido la tertulitis que repite a noche troche y noche y moche y aburre al propio rebaño incluidas las cabras que, como yo, nos subimos a las breñas para pastar en otros aires. Pero no he podido escapar a esa gilipollez tertuliana que dice: -Y dicho esto y con la que esta cayendo… uff.
¿A dónde iba? Arte de lo posible. Me parece que debemos a Birsmarck esa escueta definición de política. Nada que objetar si entendemos bien lo que significa la posibilidad y el arte de la misma. Ante el hombre se abren infinitas posibilidades. De todas ha de elegir una, inevitablemente. Y esa elección condicionará la elección siguiente. ¿Cómo elegir lo mejor? Por tudos os diaños, que alguien me ayude… Justo en ese punto es donde debiera aparecer el arte de la educación y de la política, como ayuda en la elección de lo mejor para el ciudadano, cohonestado con lo mejor para el conjunto. Para el conjunto, no para el partido y que se fastidien los que están fuera de él. Para el conjunto, insisto. Porque no hay partido que no anteponga los intereses propios a los intereses de la nación. ¡Bueno, sin enzarzarnos en lo que sea la nación que parece que hay gente tonta de nación o de nacencia!
Ya sé que todos los partidos confiesan que sus programas, por encima de los propios intereses, miran los intereses de los ciudadanos. Bueno, bueno. Papalina. Bla, bla, bla.
El otro día en medio de una tertulia aparecieron imágenes de la inefable doña Leire comentando lo bien que se estaba llevando la transmisión de poderes y lo bien que quedaba España  (algo así) y... ¡pasmo! cómo el Gobierno había antepuesto los intereses de España INCLUSO a los intereses de su partido.
Doume a todos os diaños. Una palabrita y se descubrió el talante o la maturranga de la verdadera política, la real. El humorista Mota, lo diría así: Que no es por no anteponer los intereses de la nación. Que no es eso. Si hay que hacerlo se hace. Pero anteponerlos por anteponerlos, es tontería. Primero van los míos y los de mi grupo y luego todos los demás. INCLUSO. La palabrita conecta bien con aquella frase profunda de que el dinero público no es de nadie. ¡Incluso! Aparecía como un mérito lo que debería ser naturaleza misma, esencia de la política. Ay, doña Leire. A los tertulianos no les sorprendió el asunto. Debe de ser cosa sabida. Doña Leire lo dijo con toda naturalidad como un dato extraordinario. Igual que usaba con naturalidad la palabra “diabetis” que tengo que suspender el corrector automático para conseguir escribirla como usted la dijo. Ya sé. Ya sé. En la montaña leonesa las mujerucas suelen decir eso: “diabetis” por diabetes que significa “a través del Guadalquivir”. Incluso algunos viejos practicantes de pueblo solían decirla. ¡Pero que lo haga la Ministra de Sanidad! Sin embargo,  ahora que caigo, en griego moderno se dice casi como en León: diabitis. Seguro que se le cruzó la palabra griega  y le jugó una mala pasada.
Y "dicho esto y con la que está cayendo", quiero volver al arte de lo posible:
Arte, lo que se dice arte, no es concepto fácil. Ya lo supones, lector amigo. Hay una verdad clara y distinta, y es que, en esta palabra, nada hay que sea claro. Cuando encima la aplicamos a la política entonces… Entonces, mejor que se lo coman todo y qué más da- que diría Vallejo.
Los profesores cuando miramos la cara de los chicos de nuestros cursos, solemos ver las posibilidades que encierran su carácter y su actitud. Los profesores si no son maulas, créame que tratan de que el chico desarrolle esas posibilidades. El arte está en conseguir que no se malogren, en ayudar a llevarlas a su mejor expresión y a desaparecer para que los chicos crean que todo fue obra suya.
En paralelo, la política sería, como la educación, el arte de ayudar a toda la Nación al desarrollo de sus posibilidades. A la Nación. Hombre. A la Nación y por delante de los intereses de partido. Pero, para entender esto bien, es preciso haber salido de la infancia. La política no es cosa de niños, ni de gestores, ni de tecnócratas, ni de gente sin escolaridad de esa que trepa por los partidos buscando la poltrona; ni de gente de escaparate y bisutería, de moda. Es una profesión de artistas con una alta inteligencia sensible y una técnica depurada. Tan depurada que debe llevar como anticipo el olvido de sí y de su partido. Debe pronunciar a todas horas el nombre de su nación para que no se olvide nunca lo principal y distinguir esto de lo secundario.
Señorita. Doña Leire. Se lo digo cariñosamente. Ahora comprenderá cómo una ministra no puede nombrar a quien le salga de los cojones, sino buscar entre las inteligencias más rigurosas del país con la sensibilidad social más depurada y con la más alta capacidad técnica para llevar a la nación a su mejor posibilidad de ser y muy por delante de los propios intereses o los del partido. Señorita. Perdóneme que me repita tanto y que sea tan áspero. Le concedo el beneficio de la duda. Seguramente si lo hubiera pensado antes y vivido antes, no se le hubiera ocurrido el disparate y convertirse en objeto de burla y zacapella de los tertulianos. Le concedo que fue un lapsus linguae. (In lapsus, veritas. Por lo menos en este caso). Seguro. Pero, doña Leire, mujer,  ponga cuidado de ahora en adelante. La posibilidad más hermosa de ser, ese es el objetivo de la política y la educación. La miseria de toda la vida política es que esto se olvida y se colocan por delante, los intereses de partido, de grupos, grupúsculos, cuñados, primos, amigos y amiguetes.

3 comentarios:

  1. Deja que te ayude, mi querido amigo. Olvídate de doña Leire por unos días y te propongo una jornada de paisajes y deleites, de sabores, de narcisista repaso de pensares y de proyectos imposibles, de versos ajenos y de lejanos horizontes color de arena, de magníficos futuros y una pizca de alcohol y de susurro a la vera de Susi y de los nuestros, tan felinos, tan audaces, tan del mundo que resiste mientras tú, y yo, por aquí sigamos...

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  2. Otro Arte de lo posible

    mamá, soñé que me atrapaba un señor malo y me llevaba a una carcel. En la carcel había muchos niños. Y yo les dije: vamos a hacernos amigos porque así podremos tirar juntos la puerta de esta carcel. Luego haremos un dragon robot que escupirá agua para apagar el fuego del señor malo...

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  3. También a soñar se aprende y se reaprende. Y nunca hemos tenido esa asignatura de lo posible mejor.

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