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foto con un clic.
Lo
turbador de la belleza natural quizá descanse sobre el lábil concepto de
intangibilidad. Por ello, nos desagrada tanto la agresión de la industria, como
la cochinada de los vertidos incontrolados -la suciedad- que tantas veces nos
sorprende al pasear. Hay sin embargo otro fenómeno que nos desagrada. El
consumo de la contemplación resumido en la imbecilidad del turista que exclama:
-Oh, que hermoso paisaje.
De
ese turista no está lejos el constructor que enseguida pensará en las
posibilidades que el paisaje ofrece para venderlo como valor añadido a la
urbanización que le gustaría construir en plena naturaleza.(Pues todo necio
confunde valor y precio. Machado) Lo doloroso de este encuadre está, no en la
presencia del hombre y su automóvil; esa presencia añade dramatismo: alguien
parece huir de la amenaza del cielo. Lo desagradable está en el ejercicio que
el fotógrafo ha tenido que hacer tratando las sombras, para que oculten la
agresión constructora de la barbarie.
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Puro El Greco ese cielo.
ResponderEliminarSiendo cierto lo que dices, el contraste de esa construcción no molesta, sino que produce un berchtiano efecto de distanciamiento estupendo.
Abrazotazos.
No se me hubiera ocurrido. Pero es otra forma (crítica) de mirar. Distancia y acercamiento cordial, lo que era pedagogía teatral en Brecht -ya sabes mi postura crítica para la pedagogía- se convierte en instrumento que me permite alejarme para ver más cordialmente... comprendiendo. Un abrazo.
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