miércoles, 10 de octubre de 2012

Conversación

                                                                                                         foto de Isidoro Martínez Nortes


Sólo en alas del lenguaje venimos al mundo y en brazos de la madre sabemos cuánto nuestro existir es existir como promesa. ¡Qué atención ponen los padres a la primera palabra, esa en que aparece por primera vez el espíritu: mamá! Es la primera palabra que habla de salvación. No venimos negándonos al mundo con la desdicha del sordo. Mamá, papá son palabras-reconocimiento: encierran todo el mundo del niño, que por una parte se desliga de la madre, a quien ya ve como un tú, y por otra le dice: estoy aquí, dispuesto a la palabra que me une a ti, a la palabra que me hace yo separándome de ti, y a la palabra espejo en la que coincidimos al conversar sobre lo otro, el mundo. De modo que en ese momento acepta los dos lenguajes: el socializado de los padres que lo heredan a su vez de la sociedad y el personalísimo poético que usando las mismas palabras, tratará durante toda la vida de expresar un yo atrapado en los hilos de araña de la “libertad”. Es el lenguaje poético, que no siempre es el lenguaje de los poetas, porque poetas hay pocos. Así entiendo yo lo que decía Hölderlin y comenta con tanta agudeza Heidegger. Un texto muy conocido:
Mucho ha experimentado el hombre,
a muchos de los celestes ha nombrado
desde que somos una conversación
y podemos oírnos los unos a los otros.

Así lo entiendo porque somos una conversación, es decir, escuchamos. Una conversación tiene como fundamento el escuchar. Oír, como se traduce a Hölderlin, es un primer paso, escuchar es un paso más, un escrutar el fondo de la conversación, el alma: allí donde resuenan los nombres de los celestes. No conozco el alemán, pero estoy seguro de que el sentido de oír es ese plus que recibe el nombre de escuchar.

(La foto ligeramente modificada para que se acerque a la pintura, pertenece al amigo Isidoro y se titula: Luna sobre el Sueve. ¿La elegí porque me recuerda su conversación? ¿O porque se asomó a la ventana de su casita de Asturias para escucharnos?)

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